16.10.13

And she will be loved, chapter 66 (segunda parte)

Aqui os dejo la segunda parte del 66 (bastante larga por cierto), después de un fin de semana con resaca, fiesta y muchos problemas. ¡Espero que os guste, cielos! <3

-Angie-
En la televisión aparece el rótulo 'The End' y yo me incorporo con pereza, estirándome. Noto unos brazos agarrándome de la cintura e impidiéndome que me vaya.
-Harry, no me voy a ninguna parte. No hace falta que me agarres.- río, volviendo a mi posición original, apoyada en su pecho. Él sonríe, y afloja su agarre.
-Te he echado tanto de menos, Angie. Tanto, que no creo que puedas imaginártelo.- dice, con voz grave. Nos quedamos un rato callados, abrazados, mirando a ninguna parte en general. Estamos juntos, ¿qué más dará lo demás? Carraspeo.
-Harold...
-La próxima vez que me llames así, ni contesto.- gruñe él, acabando en risa. Río con él, sin poder ocultar la felicidad que me provoca el estar con él.
-Hazza...
-Eso está mejor, pequeña. ¿Qué pasa?
-He estado pensando algo un tiempo...
-No voy a casarme contigo... aún.- dice él. Me giro, mirándole con cara rara.
-¿Quién ha dicho nada de casarse?
-Estabas tan seria que...- empieza a reírse, otra vez. Que poca seriedad. Le miro con cara de pocos amigos, y él carraspea, asintiendo y parando. Aprieta los labios, intentando no reírse.
-Hace unos días me di cuenta de que en nuestro caso, fue todo tan rápido...
Él me mira, mientras yo me apoyo en su hombro.
-Explícate.
-Nos conocimos, y a los días estábamos ya liados.- digo, directamente. Él suelta una carcajada mientras juega con mechones de mi pelo.
-Ya, fuimos al revés del mundo. Nos enamoramos, y luego nos conocimos.
Me incorporo para tener un buen plano de sus ojos esmeraldas. Él me mira, intentando adivinar lo que voy a decirle. Oh no, esta vez tu don de tarot no va a hacer efecto, Styles.
-Esta vez no va a ser así.
-Pero...- dice, mirándome sin entender. Le interrumpo, poniéndole un dedo en los labios. Él me mira a los ojos y lo besa. Yo río suavemente, pero vuelvo a intentar recuperar la seriedad.
-Quiero que...
-Angie, nosotros ya nos conocemos...- me interrumpe él. Yo suelto un grito de frustración, y él ríe. Disfruta de esto, el muy capullo. 
-¿Quieres callarte y escucharme, Styles?
-A sus órdenes, sargento Farrell.
-Que poca seriedad tienes, Harry.- suspiro, negando con la cabeza al borde de la desesperación, pero sin poder evitar reírme.- Lo que quiero decir es que... quiero enamorarme. Quiero que me enamores.
-Antes me has dicho que estabas enamorada, Angie. Aclárate.
-Y lo estoy, pero quiero ir despacio ¿entiendes? Quiero todo eso que no abundó al principio de la relación, y que quiero engañarme creyendo que no funcionó la primera vez por eso. Quiero ir al cine, al parque, quiero que me dejes en casa por la noche con las ganas de verte al día siguiente, quiero caminar de la mano por ahí... quiero que nos enamoremos como dos personas normales, porque desde luego... me enamoraría de ti una vez y otra, es lo que me pasaría haciendo todos los días de mi vida.
-¿Quieres eso de verdad?- pregunta, tras unos instantes de duda y silencio.
Asiento mirando a otra parte. ¿Me habré pasado de sinceridad? Solo espero que no salga corriendo.
-Pues eso haremos. Te enamoraré otra vez, y tu me enamorarás a mi de nuevo, ¿trato hecho?- dice, sonriendo. Yo asiento, y él me tiende la mano. Arqueo las cejas.
-¿Qué manera de cerrar un trato es esa?
-La tradicional, ¿no?- dice, dudoso.
-Eres irremediablemente imbécil.- río, y me lanzo encima de él. Directa a sus labios y una vez ahí, salimos disparados hasta Saturno como poco. Vuelve a acelerarme el corazón como la primera vez que me besó, y sé que esto es exactamente a lo que me refería. Quiero volver a enamorarme de él. Pasarnos la vida como dos adolescentes locos el uno por el otro, porque ¿qué somos si no?

-Narrador-
Kris y Liam llegan a su hotel en Barcelona a las tres de la mañana como poco. Problemas del avión, del aeropuerto y de todo en general. Parecía que el destino no quería que llegaran a Barcelona. Desafiando a lo predestinado, han llegado. Totalmente agotados, pero ahí están.
-Que cansancio, Li.- suspira ella, tirándose en la cama.- Me pareció que no llegábamos nunca. 
-Yo cuando nos han dicho que no había reserva a nuestro nombre poco más y rompo algo.- resopla él, acostándose a su lado.- Como el teclado del ordenador en la cabeza del recepcionista. Se le iban mucho los ojos.
Kris se incorpora, mirándolo. Va a jugar con él, le apetece demasiado. La tentación está haciéndole cosquillas en el estómago.
-¿Los ojos? ¿A dónde?- pregunta, con voz inocente.
-Kris, sabes a lo que me refiero.- dice Liam, con las manos tras la nuca y los ojos cerrados.
-En realidad no.  Liam...- dice ella, sonriendo con picardía, ya que su novio no la ve.
Él se incorpora, mirándola. La ve inocente, ingenua y con una mueca de no entender nada de lo que dice. Lo justo para ponerle nervioso.
-Ya sabes... los ojos... Kris, ¿a dónde se le van los ojos a un chico?
-Liam, no eres nada claro...- dice ella, siguiendo su impecable actuación. Su novio gruñe algo incomprensible, y la mira a los ojos con algo de furia. Le gusta esa faceta de Liam, controlador. Está a un paso de convertirse en Christian Grey... aunque eso sería bastante raro. Vamos, que se atreva a azotarla con un cinturón. Coge la puerta y le deja ahí. Ríe para sus adentros con la paranoia que se está montando.
-Te miraba... el escote.- dice, cogiendo aire y soltándolo.
-¿Eso hacía? ¿Y te ha puesto... nervioso?
-No me gusta que te echen el ojo así, Kris. Me ha molestado un poco.- dice Liam, bajando la mirada y los humos por completo. Eso desarma a Kris. ¿Qué le pasa a su novio?
-Li, ¿qué ocurre?
-Vamos, cariño. Todos sabemos que no soy ni por asomo el tío más guapo del mundo, ni el mejor. Habrá millones ahí fuera, perfectamente capaces de darte lo que yo no puedo darte... los doce meses del año a tu lado. Las veinticuatro horas. Habrá tíos ahí fuera que podrán hacerte más feliz de lo que yo te hago.
Dicho esto, se levanta, sentándose en la orilla de la cama. Apoya los codos en las rodillas y se revuelve el pelo. Kris puede ver que ha estado dándole vueltas a ese tema mucho tiempo, y el incidente con el recepcionista ha sido la gota que ha colmado el vaso. Se incorpora y avanza a gatas por la cama hasta llegar a él. Lo envuelve con sus brazos, abrazándolo por detrás.
-Eh, Li. No necesito otro tío más dedicado a mi o cualquier chorrada de esas que dices.- al ver que va a interrumpirle, lo silencia con un 'shhhh'- Me haces la chica más feliz del mundo, Payne. ¿No te das cuenta, en serio? ¿No te das cuenta de como me siento cuando estoy contigo? Jamás me habían hecho sentir tan especial y tan querida. No puedo estar enfadada contigo más de cinco minutos, porque mi felicidad se desvanece. Me tienes totalmente, ¿no lo ves? Me tienes atada a ti de una forma que no te la imaginas. Te repito que no necesito a otra persona cuando estoy irremediable y locamente enamorada de ti. 
Él se gira y la abraza, dejándola en su regazo. Aspira su olor, se enreda en su melena. Kris, su Kris. No puede quererla ni un poco más, no le cabría en el pecho. 
-No me dejes nunca. Por favor.- suplica.
-Nunca. Lo prometo, Li. No soy como ninguna de esas personas que han pasado por tu vida, utilizándote y dejándote en el arcén de la carretera que es la vida. Voy a estar aquí siempre, amor. Siempre, nunca vas a estar solo, porque dan igual los kilómetros, las giras, los fans, los tíos que pasen por delante. Siempre voy a estar ahí, siempre voy a ser tuya... porque seamos sinceros, me has ganado a pulso.
Él ríe, abrazándola. Hay momentos en los que sobran las palabras, porque la otra persona lo ha dicho todo. Este, es uno de esos momentos. Ni se molestan en desvestirse, ni en meterse en la cama. Se abrazan, preparándose para la noche. Han demostrado que juntos, pueden con todo.
 
Tres días más tarde. 

-Chicas, ¡ya estoy en casa!- chilla Kris, cerrando la puerta principal con el pie. Lleva las maletas en una mano, la cartera en la otra, y las llaves en la misma, colgando de un dedo. Angie y Lis salen a su encuentro, en pijama. No son más de las once de la mañana.
-¡Hola, Kris!- canturrea Lis, trotando a su encuentro.- ¿Quieres un café? 
-Claro, Lis.- sonríe ella, besando su mejilla. La aludida trota de nuevo hasta la cocina y Kris mira a Angie. Apoyada en la pared, con un moño a medio deshacer, con una bata y el pijama debajo. Kris deja las maletas con todo encima y va hacia ella.
-Hola, Farrell.- sonríe, parando enfrente de su amiga. 
-Ey, Jones.- responde.- ¿Qué tal por tu 'destino desconocido' como decías en tu twitter? ¿Payne se ha portado bien?
-Que yo sepa jamás se ha portado mal.- ríe Kris.- Ha sido increíble...
-¿Mucho sexo?
-¡Angie!- exclama Kris, riendo a carcajadas.- ¿Qué le ha hecho Harry a mi pequeña e inocente Angie?
-No, la pregunta es ¿qué te ha hecho a ti Liam?
-Eso no es de tu incumbencia.- ataca Kris, luchando por mantener la compostura y no reírse.
-La verdad es que sí que es, porque los condones que tenía en mi cajón ya no estaban cuando fui a buscarlos.- dice Angie, triunfante por haberla pillado.- ¿Algo que decir?
-Si.- responde Kris, seria.- ¿Por qué fuiste a buscar los condones, eh Angie? ¿Harold y tú ya habéis vuelto al vicio?
Las dos se miran, serias. No pasan ni dos segundos antes de que ambas se echen a reír y se abracen.
-Bienvenida a casa, Kris.- ríe Angie, besándole la mejilla.
-Te echaba de menos, Angie.
-¡El café está listooooooooooooooooo!- chilla Lis, con voz alegre y cantarina. Solo le ha faltado ponerse a rociar el salón con arco iris y florecillas. Kris mira a su amiga con una ceja alzada.
-¿Y a ésta que le pasa?
-Ni idea. Lleva así desde que te fuiste.
-¿Interrogatorio al estilo Kringie?
-No podría haberlo dicho mejor.- ríe Angie, chocando su mano contra la de su amiga.
Se dirigen hacia Lis, dispuestas a sonsacar hasta el último detalle de su alegría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario