29.6.13

And she will be loved, chapter 55 (segunda parte)

-Narrador-
Han pasado muchas cosas entre Niall y Aria desde que volvieron de Londres. Todo empezó con las miradas: de esas que dicen más que las palabras, de esas que invitan a acercarse más, de esas que son como volver a casa. Más tarde, llegaron las conversaciones de horas, en las que hablaban de la ajetreada vida de él, de los sueños de ella, y de las anécdotas de ambos. Cada vez se sentían mejor juntos, cada vez había más confianza entre los dos.
Pero el último paso, el definitivo, en el que te lo juegas todo, lo dieron el último día.

Llevaba llovizneando varios días en Mullingar, y en el momento en que la familia de Aria iba a salir por la puerta de la casa de los Horan, empezó a llover con tal fuerza que Maura (la madre de Niall) los detuvo y los hizo quedarse como mínimo una noche más.
Tras la cena, cada uno se retiró a su habitación. Niall entró en la suya con gesto abatido, pensando que debería haber dado un paso más con Aria: aquella chica le había roto los esquemas al entrar en su vida como un terremoto. Había empezado a valorar y apreciar los momentos con ella, que eran sobretodo irrepetibles. Ella era imprevisible, le hablaba tanto del tiempo como de lo capullo que había sido su último ex novio. Le encantaba la forma de ella de hacer las cosas, con ese toque dulce que llegaba tan de improviso como ella misma.
Niall se arrepentía de no haber sabido expresar sus sentimientos, por miedo a una negativa. Además, ni siquiera sabía que sentía. Lo único que tenía claro era que se moría por probar los labios de ella, siempre escondidos tras un pintalabios, ya fuera solo brillo o de un fuerte color rojo. 
Con un suspiro, se puso los pantalones de pijama y se tumbó en la cama, mirando al techo. y en ese preciso momento, alguien llamó a la puerta. Sin esperar una respuesta, alguien se coló dentro con los ojos tapados con una mano. Niall no pudo evitar sonreír al darse cuenta que la pequeña figura que se había colado dentro era Aria. Vestía un sencillo pantalón de pijama de rayas, y una camiseta básica de tirantes.
-¿Estás visible?- preguntó ella, con la mano aún tapándole los ojos.- Es por quitar ya la mano...
Niall se acercó a ella, apreciando el detalle de que sus labios no estaban escondidos tras ningún tipo de pintalabios. Cogió con delicadeza su mano entre las suyas, apartándola y liberando de alguna forma los bonitos ojos de ella. La llevó hasta la cama, dónde ella se sentó cruzando las piernas y mirándolo con una media sonrisa. Él se sentó en frente de ella, y susurró un simple:
-Déjame hacer algo.
Ella asintió, y él empezó a acercarse a ella dolorosamente despacio. Cuando al fin llegó, se besaron. Y casi sin saberlo, acabaron con él tumbado en la cama y con ella encima. Ninguno de los dos quiso acabar el beso. Se separaron al cabo de un rato, y ella afirmó:
-Voy a dormir contigo.
Niall no pudo resistirse a reír ante la propuesta, que parecía no admitir un no por respuesta.
Podéis imaginar lo que pasó luego ¿no? Pasaron la noche juntos, entre algún beso y un abrazo permanente.
  
-Justin-
Llego al hospital con una sonrisa permanente en los labios. He estado en casa de Angie, abusando de su conexión wi-fi para hablar por Skype con Scooter. Me ha dicho que MTV le ha informado de que los VMAs de este año se han adelantado, y serán dentro de dos semanas en Nueva York, en el Nokia Theatre. Me ha dado permiso para llevar a Angie conmigo, y presumir de chica delante de lo mejor del la música pop actual.
Al entrar al edificio y dirigirme al ascensor, me choco con alguien.
-Eh, tío, lo siento.- digo, sin levantar la vista.
-No pasa nada, ha sido mi culpa.

Esa voz. Levanto la mirada, y me encuentro nada más y nada menos que con Harry Styles. En Los Ángeles. Al otro lado del Atlántico. ¿Qué cojones...?
-¿Styles?- digo, de mala gana.- ¿Qué haces aquí?
-He venido a ver a Angie.- dice, mirándome con suficiencia. Me lo temía.- No eres el único que se preocupa por ella.
-¿Oh, tú te preocupas por ella?- pregunto, mirándole con una mueca de asco.- Te recuerdo que la dejaste tirada en Barcelona hace unos meses. 
-No tienes que recordármelo.
-Debo hacerlo, Styles. A ti se te dio muy bien marcar tu territorio con Angie cuando estabas con ella, así que ahora escúchame bien: Aléjate de ella y deja de hacer el subnormal, porque está conmigo. Lo ha pasado muy mal por tu culpa y ahora por fin parecía que se recuperaba. No intervengas en el peor momento como haces siempre.
Con eso, me doy la vuelta y cojo el ascensor hasta el piso dónde está la habitación de Angie. Voy con la rabia corriéndome por las venas y quemándome por dentro hasta la habitación, y la encuentro allí con Ed. Están cantando The A Team. Ed me ve, y se levanta.
-Bueno, yo... os dejo solos. Luego te veo, vendré con los demás.- dice, dirigiéndose a Angie. Me mira, y sale de la habitación.
-Hola, amor.- me saluda Angie, sonriéndome.
-¿Qué coño hacía Harry Styles en el hospital?- pregunto, sin rodeos. Intento no sonar agresivo, pero no lo consigo. Ella suspira y se mira las manos.
-Eso me gustaría saber a mi también.
-¿No sabías que iba a venir?
-No tenía ni idea.- dice ella, y la voz se le quiebra en la última palabra.- Por favor, Justin... No te enfades conmigo... Yo no sabía nada...-
Lo dice todo casi sollozando y con la voz ahogada. Yo me siento culpable, sé lo mal que lo ha pasado por Styles. Me acerco a ella y la abrazo. Noto como sus lágrimas me empapan la camiseta, pero me da lo mismo.
-Mierda, cariño. Lo siento mucho, no quería ponerme así.- suspiro, besándole el pelo.- Ya sabes lo mal que me cae Styles. 
-Lo sé.- dice ella, en lo que parece un susurro.
-Y yo que venía con buenas noticias...- digo yo, con una sonrisa.
Ella levanta la cabeza y me mira, esbozando una sonrisa e interrogándome con la mirada. Justo entonces, entra un médico en la habitación.
-Buenas noticias, señorita Farrell. Vamos a darle el alta esta tarde, creemos que está usted totalmente estable y puede seguir recuperándose en casa. El equipo me ha dicho que la felicite, se ha recuperado usted con una velocidad increíble y muy poco usual en estos casos.- anuncia, y luego esboza una sonrisita.- Bueno, y ahora les dejo solos... continúen, continúen.-
Nosotros le sonreímos, y ella me mira.
-¿Cuál es esa buena noticia?
Yo carraspeo en un intento por aclararme la voz, le cojo ambas manos y sonrío.
-¿Querrás acompañarme a los VMAs, en dos semanas, en Nueva York?
Ella suelta un grito agudo que me obliga a sonreír más de lo que ya hago.
-¿A LOS VMAS? ¿CONTIGO? ¿¡NUEVA YORK!?- exclama- ¿En serio esperabas que te dijera que no?
-No, el problema es... ¿qué vas a ponerte?- digo, haciendo que ella se emocione más. Ella vuelve a chillar, y yo le tapo la boca con suavidad.- Cielo, van a pensar que estamos haciendo cosas poco bien vistas en un hospital...
Ella ríe con ganas, y se incorpora para besarme la mejilla.
-Lamento anunciarte que vas a tener que llevarme de compras.- dice ella, con una sonrisa de satisfacción.
-Lo que sea por ti, tonta.

Nos besamos otra vez, con la certeza de que todo irá bien. Pero Nueva York es la ciudad de los cambios, la cuidad que lleva un ritmo desenfrenado. Muchas cosas pueden cambiar en la ciudad que nunca duerme. 

26.6.13

And she will be loved, chapter 55 (primera parte)



-Angie-
Cuando me despierto, Justin ya se ha ido. Me incorporo con un suspiro, y miro a mi derecha, dónde está la mesilla. Veo un paquete con estampado floral, con un post-it pegado.
He tenido que irme pronto, a solucionar una cosa por Skype con Scooter. Volveré a la hora de comer, te quiero mucho shawty xx.
P.D: Disfruta de las pastas, la chica de la pastelería me ha dicho que eran las mejores.
Con una sonrisa de satisfacción, cojo el paquete de papel y lo abro. Me como una pasta poco a poco. Está tan rica que siento la necesidad de comerme otra. Y así, hasta que me como cinco pastas. Estoy a punto de comerme otra, pero se la dejo a Justin.
Miro a la pared en frente de mi, como si fuera a decirme que tengo que hacer para no aburrirme hasta que Justin vuelva. Como la pared no parece tener ganas de decirme nada, cojo el móvil y miro mis mensajes de WhatsApp.
Niall: Buenos días, tonta. Espero que hayas dormido bien (por si te interesa, yo he dormido muy bien ya que los padres de Aria y ella no se pudieron ir por la lluvia, y he dormido con ella. Que tu mente pervertida no saque conclusiones precipitadas, porque solo dormimos juntos.) ¡Tengo muchas ganas de verte! ¿Cuándo volverás por Londres? xx.
Le contesto, con una sonrisa.
Yo: ¡Buenísimos días, Nialler! He dormido muy bien, gracias. Ya casi no me duele el costado. (Y por cierto, si que me interesa que hayas encontrado a alguien tan especial como Aria, y que hayas "dormido" juntos JAJAJAJAJAen el fondo me quieres. Por cierto ¿hubo o no hubo beso?) Yo también tengo muchísimas ganas de verte, supongo que después de Stratford volveré a Londres xxxx.
Me contesta casi al instante.
Niall: Eres tan tonta que me cuesta entenderlo... JAJAJAJAJJAJAJAJA. Si que hubo beso, ¿contenta? No te quiero nada, ¿vale?
Yo: ¡QUÉEEEE MONOOOOOS! Vale, yo tampoco te quiero <3
Sigo mirando mensajes, tengo más de uno de Zayn, otro de Leigh (de Little Mix) preguntándome que tal...
Cuando estoy entrando en Twitter, alguien llama a la puerta de la habitación. Sonrío como una niña, esperando que sea Justin, que ha acabado antes de tiempo.
-¡Adelante!- digo, con voz cantarina. Me retoco el pelo con los dedos, que está sorprendentemente sedoso. ¿Habrá tenido Kris algo que ver?

Lo siguiente que pasa no me lo hubiera imaginado ni en sueños.
Harry Styles está en mi habitación del hospital. En Los Ángeles. Al otro lado del "charco". Está más tatuado que la última vez que le vi, y lleva el pelo más corto.

-¿Harry?- pregunto, sin terminar de creérmelo.
-Angie...-susurra él, con esa sonrisa que hacía que me derritiera.- Pensé que te había perdido.
-Y me has perdido.- gruño yo, mirándole a los ojos. Mi orgullo habla por mi.
-¿Cómo?
-Te recuerdo que entre tú y yo ya no hay nada. Cero. Nothing. Rien.- le digo, seca.
-¿Me cruzo el Atlántico para verte, para pedirte disculpas y esto es lo que me llevo?- suspira él.
-Sí. Es lo que te mereces.
Él vuelve a suspirar, y me mira. Malditos ojos verdes de Harry Styles.
-Angie... Lo siento.
-¿Lo sientes? A buenas horas lo sientes, Harry.- digo yo, mirándome las manos.- Ahora ya no sirve que lo sientas.
-Lo llevo sintiendo desde que salí del Palau Sant Jordi.- susurra él.
-¿Y por qué no te diste la vuelta, volviste y me pediste perdón?- le digo, con los ojos rojos.- Me destrozaste Harry. Lo he pasado fatal por tu culpa, he llorado todo lo que tenía que llorar y más. Pero me prometí que nunca más. No vas a volver a hacérmelo.-
-¿Y yo no lo he pasado mal, o cómo va esto?
-La enfadada debería ser yo.
-Ya estás enfadada, ahora puedo enfadarme yo también.
-¿Qué normas son esas?- pregunto yo, chasqueando la lengua.
-¿Quién dijo que había normas?
Chasqueo la lengua de nuevo, y le miro a los ojos. Me encantaría poder mirarle y poder decir que no siento nada, pero sigue habiendo algo entre él y yo. Aunque dudo seriamente que pueda llegar a admitirlo algún día.
-Angie, he venido hasta aquí por ti... por nosotros.
-¿Por qué, exactamente?- pregunto, sin escrúpulos.
-¡Porque te quiero!
-Ya no me sirve, Harry. Ya no me sirve...- sollozo.- Vete, por favor...
En ese momento, Ed entra en la habitación, con dos cafés.
-¿Harry?- pregunta, mirándolo con cara de asombro.- Tío, no creo que este sea el momento... Ella lo ha pasado muy mal.
-Ed, por favor. Déjanos solos.- suplica él, mirándome solo a mi.
-Harry, hazme caso.- replica Ed. Lo coge del brazo, y lo acerca a él, susurrándole algo. Harry cierra los ojos, y al volver a abrirlos me mira una última vez y se va.
En ese momento es cuándo me derrumbo.
Ed se acerca a mi, dejando los dos cafés sobre la mesilla. Abre los brazos, y me abraza. Como un hermano mayor.
-Tranquila, Angie. Se ha ido ya.- murmura él.
-Gracias... por echarlo... no podía con la situación.- digo yo, sollozando.
-No le he echado, Angie.- dice, finalizando el abrazo y pasándome un café.- Le he dicho que si de verdad te quiere, tiene que dejarte ir.
-¿Cómo es eso?- pregunto yo, sin entender nada.
-¿No sabes ese dicho? Es algo así cómo: Si quieres a alguien, déjalo libre. Si te quiere, volverá. 
Yo niego con la cabeza, ya que no conocía el dicho. Me bebo poco a poco el café, aunque el estómago se me ha cerrado. Ed, que tiene como un radar para detectar cuando alguien está mal, y animarle de inmediato, interviene:
-¿Quieres que siga enseñándote a cantar The A Team?
-¡Sí, por favor!- digo, ilusionada como una niña.
La siguiente media hora la paso con Ed, cantando The A Team. Sus canciones, como hacían antes, hacen que los problemas se vayan y que parezca que no van a volver.
Aunque siempre acaben volviendo.
-¿Qué vas a hacer? ¿Vas a contárselo a Justin?- pregunta, cuando paramos de cantar.
-Creo que no... Se pondrá como una fiera como sepa que Harry ha estado aquí.
-¿Vas a ocultárselo?
-Sí... ¿o debería contárselo?
-No sé, Angie. Solo te digo, que en las parejas, las mentiras son lo peor que puede haber.

Ya sé que el capítulo es cortísimo, pero bueno. Es por ir subiendo algo cada poco, ya que como me voy moviendo por Canadá, nunca sé como va a ser el siguiente wi-fi. Subiré la siguiente parte en cuanto la tenga xx.

24.6.13

And she will be loved, chapter 54.

-Justin-
Llegamos a casa después de que Usher y Ella hayan conseguido separarme del cristal de la UCI. La imagen de Angie en esa cama, tan frágil, con tantos cables me persigue. Pero sé que estará bien. Confío en ella.
Ella me conduce a la habitación de Angie, y antes de irse me besa la frente con cariño y me sonríe.
-Intenta descansar algo, Justin. Mañana iremos a verla ¿vale?
-Muchas gracias, Ella. Descansad vosotros también.- le respondo, con una sonrisa. Cierra la puerta detrás de ella, y yo me dedico a mirar las estanterías de Angie, repletas de libros: 'Hush Hush', 'Querido John', 'Perdona si te llamo amor', '50 sombras de Grey', 'Los Juegos del Hambre', 'Harry Potter', 'El lado explosivo de Jude' 'Rompiendo las normas' 'Agua para elefantes'... Los ojeo todos, hasta llegar a un libro antiguo, con unas letras doradas en el lomo que dicen 'Álbum.' Lo saco con cuidado y lo llevo hasta la cama, dónde me siento y lo abro.
Me sumerjo en la infancia, adolescencia y en general, la vida de Angie. Angie de bebé, de niña, con Hayley, con Kris, con los chicos de 1D, con famosos como Taylor Swift, Lady Gaga, Jessie J, Bruno Mars o Matt Bellamy... En la última página hay una foto vieja, hecha con una Polaroid. En ella, sale un hombre sujetando a Angie de bebé. Debajo, con una caligrafía curvada hay escrito:
'I love you, little bird.' ('Te quiero, pajarito.)
Little bird. Pajarito. A mi cabeza viene la canción de Ed, y me apresuro en coger una de las guitarras de Angie para empezar a entonar la canción. Me ayuda muchísimo cantar, para dejar de pensar en mis problemas, en los suyos y en los nuestros.
 But if I kiss you, will your mouth read this truth?
Darling how I miss you.
Strawberries taste like lips do.
And it's not complete yet, mustn't get our feet wet
'Cause that leads to regret, diving into soon.
And I'll owe it all to you, my little bird. 
En las siguientes horas, canto varias canciones mías, de Ed, de Taylor, de Demi... hasta que el sueño me vence. Pienso y sueño con Angie, feliz de ser su razón de luchar.

-Angie-
Empiezo a recuperar la consciencia, pero no puedo abrir los ojos. Oigo una conversación muy cerca de mi.
-¿Crees que va a tardar mucho en despertarse?- susurra la voz de Justin. Sonrío para mi, le he echado de menos.
-Los médicos dijeron que no iba a tardar más de una hora, tío. Tranquilo.- contesta otra. Tardo un poco más en ubicarla, pero en seguida caigo. Es Ed, Ed Sheeran. ¿Qué hace Ed aquí? ¿Ha venido desde Londres?
-No puedo, de verdad que no. Me ha dado un susto enorme y no puedo permitir que le pase nada más.- dice Justin, suspirando. Me invade un sentimiento de culpabilidad, hasta que Ed interviene y hago lo posible por centrarme en la conversación.
-Ya sé que podemos hacer para que se despierte.
-¿El qué?
Ed le responde abriendo una cremallera. Escucho curiosa, sin terminar de entender qué ocurre. Cuchichean entre ellos, y Justin ríe. De pronto, una guitarra empieza a sonar y doy por sentado que es la de Ed. Justin empieza a cantar, con cuidado y Ed le sigue hasta que llegan al estribillo donde ambos cantan a la vez.
 And I'm right here, 
ain't nobody gotta hold you.
'Cause I'm right here, 
ain't nobody gon' control you.
'Cause I'm right, right here.
I'm right here, I'm right here, I'm right here.
Abro los ojos con lentitud y enfoco la imagen. Ambos han dejado de cantar, y me miran con una sonrisa.
-Bienvenida de nuevo, amor.- me dice Justin, acercándose a la cama y besándome la frente.- ¿Cómo te encuentras?
Le dirijo una sonrisa débil, y le miro a los ojos.
-Creo que bien... sólo me duele un poco el costado.- digo, haciendo una mueca. Los recuerdos de cómo me hice esa herida son confusos, pero sé perfectamente por qué lo hice y quién fue el culpable.
-Has sido muy fuerte, Angie.- dice él, acariciándome la mejilla.- Estoy tan orgulloso...
Yo le dirijo una sonrisa y luego aparto la mirada para mirar a Ed, que me sonríe con timidez.
-Hola, Ed.
-Hola, cielo.- me responde y Justin se aparta para dejarle pasar. Me coge una mano y suspira.- Nos has dado un susto... Pero bueno, lo importante es que ya estás bien.-
-¿Nos? ¿Has venido con más gente desde Londres?- pregunto, con la voz ahogada. Rezo para que Harry no esté aquí.
"Por favor, que no esté. Por favor, que no esté. Por favor, por favor, por favor..."
-He venido con Kris, Liam y Louis. Además están aquí dos chicas más...- me explica Ed.
-Hayley y Lis.- completa Justin, sonriéndome. Parece estar radiante.
En un momento de silencio incómodo, irrumpen en la habitación cinco personas.
-¡ANGIE!- chillan los cinco a la vez, aunque el que destaca por encima de todos es Louis.
-¡Dios mío!- exclama Kris, aliviada y acercándose a la cama.- ¿Estás bien? ¡Dime que estás bien, por favor!
-Estoy bien, estoy bien.- río con ganas.
-¡MI ÍDOLA ESTÁ VIVA!- chilla Louis, reventándome los tímpanos a mi y a todos los presentes.
-¡Cariño!- grita Hayley, y se abre paso para abrazarme.- ¡Vaya reencuentro más genial!
-Genialísimo.- recalco yo, con sarcasmo.
Liam y Lis se me tiran encima también, haciéndome reír. Todos se reúnen alrededor de la cama al final, mirándome.
-Yo propongo una matanza a ese capullo psicópata.- propone Kris, recibiendo un codazo de Liam para que se calle.- ¿Qué? ¡Es la verdad!
-Yo me apunto a la matanza.- dice Justin, que me acaricia el pelo.
-¡Yo también! Puedo hacer de Chucky "el muñeco diabólico" y doy muy mal rollo.- apunta Ed, quitándole hierro al asunto y arrancándonos alguna carcajada.
-A mi lo de la sangre no me va, lo siento.- dice Lis, riendo.
-A mi tampoco, así que me quedo contigo.- oigo decir a Louis.- Eres Lis ¿verdad? Creo que no nos conocemos...
-Bueno, yo sé que tu eres Louis Tomlinson y eres un componente de One Direction.- dice mi prima, con una sonrisa.- Y sé que estás con Eleanor Calder.
-Todos tus datos son correctos menos uno.- dice Louis, y continúa sin perder la sonrisa.- Ya no estoy con Eleanor...-
-Oh... eh... Lo siento.- dice mi prima, sin saber dónde meterse.
-Tranquila, no lo sientas.- sonríe él.
Ambos se sonríen, dando por finalizada la conversación y centran su atención en mi.
-Gracias a todos por venir, de verdad.- digo yo, con una sonrisa débil.
Todos los presentes me sonríen, y luego empezamos a hablar. Hacen turnos para hacerme compañía e ir a comer. Estoy un rato con cada uno de ellos y lo agradezco mucho. Kris me cuenta lo bien que va su relación con Liam y me obliga a contarle todo sobre Justin y yo. Liam me habla de la gira, de Kris y llama a Niall por teléfono para que hable con él. Louis me hace reír hasta que me duelen las costillas y ambos nos preocupamos por si me he hecho daño. Lis me cuenta que va a irse a vivir a Londres para empezar Química en la Universidad y me pide permiso para instalarse en mi piso con Kris. Ed me enseña a tocar The A Team con la guitarra y me hace sonreír porque me nota un poco depresiva. Paso un rato con mi madre y Usher, que se dedican a preocuparse y a abrazarme cada dos por tres.
Por la noche, me dejan sola con Justin, que se empeña en pasar la noche en el sillón que está a mi lado. Cuando acabo la inmunda comida que el hospital me da, decido contarle a mi novio lo que me lleva rondando la cabeza todo el día.
-Justin...- le llamo con suavidad. Él aparta de inmediato la mirada del móvil, y me coge la mano entre las suyas.
-Dime, amor.
-Tengo... que contarte algo.- digo, con lentitud. Él me mira preocupado y asiente, indicándome que empiece.- He vuelto por ti.
-¿Cómo es eso?- pregunta, confundido.- Volver ¿de dónde?
Mierda. Esto es muy difícil de contar sin que parezca que estoy loca.
-A ver, prométeme que no vas a pensar que estoy loca.- le ruego.
-Está bien.- dice él, conteniendo la risa.
-Justin, esto es serio.
-Lo siento, amor. Cuéntame.
-Cuando estuve inconsciente tras la operación, vi a mi padre. Estuve con él en una casa a la que solía ir con mi madre y él cuando no tenía ni siquiera un año. Me dijo que tenía la opción de quedarme ahí con él y morir... o volver aquí, contigo. Elegí volver aquí.- lo suelto todo de un tirón, y observo como me mira, perplejo.
-¿Me elegiste a mi... antes que a tu padre?- pregunta. Sus labios empiezan a curvarse en una sonrisa.
-Sí.
-Joder, Angie.- murmura, y hace una maniobra para abrazarme sin hacerme daño, escondiendo la cabeza en mi cuello.- No... no sé que decir.
-No digas nada, por favor.- susurro. Él levanta la mirada y yo me hundo en sus malditos ojos marrones.- Sólo bésame, por favor.
Él obedece sin rechistar, y me acoge en sus brazos como si fuera una pieza de porcelana. Me besa con suavidad, con calma. Tengo que reprimirme para no soltar un suspiro de alivio, necesitaba ese beso desde que le elegí a él antes que a mi padre. Me va recostando en la cama de hospital, poniéndose encima de mi sin apoyarse, intentando no hacerme daño. Te quiero, me susurra unas mil veces. Yo no puedo parar de sonreír, con cada beso me asegura un poco más que he hecho bien quedándome con él.
Tras una sesión de besos, abrazos y sonrisas de esas suyas que me gustan tanto, se separa y se recuesta a mi lado.
-Te quiero tanto...- suspiro yo, recorriéndole las facciones con el dedo.
-El sentimiento es mutuo, amor.
Río ante su particular manera de decir 'yo también', antes de quedarme profundamente dormida.

¿Quién nos iba a decir a ambos que tras haber burlado a la muerte, nos esperaba una prueba de fuego que nos haría elegir? Ninguno de los dos se lo hubiera esperado.

Sé que el capítulo es muuuuuy corto, pero no me da tiempo de más, y el wi-fi canadiense es una mierda ._. Intentaré subir lo antes que pueda, porque ideas  para escribir me sobran :3 
¡Gracias por leer! xx.

21.6.13

Escribiendo desde “el otro lado del charco.”

Cielos, habrá entradas nuevas en unos días. Estoy en Canadá y entre el desfase horario y todo eso, aún no he podido acabar el 54. Intentaré subir con más frecuencia, pero no sé que conexión a internet tendré... 
Muchas gracias por seguir ahí xx.

13.6.13

And she will be loved, chapter 53.

-Angie-
Cuando abro la puerta y le veo allí, no puedo reaccionar. Es como si todo mi sistema nervioso se hubiera paralizado. Miro esos ojos azules. Los que me enamoraron, y me transmitieron tanto. Los que amé, y pasé a tenerles miedo.
Chris Sandler está a un escaso metro de mi. Está igual que siempre, con su look digno de un skater. Tiene un poco de barba de unos días, lo que le hace interesante. Está más atractivo que la última vez, y podría notarlo si no fuera porque necesito salir corriendo y mis piernas no quieren. En conclusión, estoy muriéndome de miedo.
-¡Chris! ¿Qué... haces... aquí?- consigo decir. La voz me tiembla, y me temo que es por el miedo y el agobio que me produce la proximidad con él.
-Angie, yo...- comienza él, rascándose la nuca. De pronto, unos fuertes brazos me cogen de la cintura y me pegan a un torso bien esculpido. El olor de Justin me invade al instante, su olor a una colonia que desconozco, pero que es tan suya... Pongo mis manos en las suyas y me contengo para no soltar un suspiro de alivio. La sensación de seguridad que me provoca tener a Justin tan cerca es lo que necesito para enfrentarme a Chris.
-Creo que aquella noche te dejé claro mis sentimientos acerca de tu proximidad a mi chica.- gruñe Justin. No le veo, pero le conozco tan bien que sé perfectamente su expresión. Mandíbula tensa, ojos fríos en la persona con la que habla. Seguro que se le está marcando la vena del cuello.
-Esa noche no era tu chica, que yo sepa.- dice Chris, con burla. Es característico de él, no sabe callarse.- Esa noche era de Styles.-
La mención del apellido de mi exnovio hace que Justin me pegue con más fuerza a él. Noto como se tensa.
-No me provoques, Sandler.
-Haré lo que me dé la gana, Bieber.
-Pues entonces te romperé la nariz y sin ninguna ayuda.- gruñe mi novio.- No quiero que estés tan cerca de mi chica, ¿lo entiendes?
-No eres su dueño. Deja de tratarla como un pedazo de carne.- dice Chris, mirándolo con dureza.
-¿Yo la trato como un pedazo de carne? Deja que me ría.- dice Justin, y finge una risa que lo hace parecer aún más siniestro.- Tú fuiste quién intentaste violarla en un puto callejón, chaval.
-Estaba celoso.- dice Chris, quitándole importancia.
-Vaya forma de manifestar celos...
-No te consiento lecciones de moral, Bieber.
-Deberías consentírmelas, yo no voy violando a las chicas porque estoy celoso.- dice Justin, con un matiz de burla.
-Iba drogado.- murmura Chris, restándole importancia.
-Tú lo que estás es loco, tío. Págate un psiquiatra.
Ocurre algo que ni Justin ni yo nos esperábamos. Chris saca algo del pantalón, y se oye un clic. Al instante, en la mano de Chris aparece una navaja de un tamaño considerable. Justin actúa con rapidez, se pone delante de mi en un ademán defensivo.
-Guarda eso, Chris.- dice Justin, con suavidad. Está intentando mantener la calma, y lo está consiguiendo.
-No. He venido a por lo que es mío, y pienso llevármelo.
-¿Tuyo? ¿Estás hablando de Angie?- inquiere Justin.
-Sí. Ella es mía.- dice Chris. Tiene la misma mirada que esa noche. No puedo reaccionar, estoy atascada en un puente entre esa noche y hoy.
-Ella no es tuya. No es de nadie. Está conmigo ¿vale, chaval? Ahora hazte un favor y lárgate de aquí.
Todo ocurre con rapidez. Chris le mira con un odio profundo, y empuña la navaja para herir a Justin. En el segundo en que se lanza a por él, algo dentro de mi grita "¡AHORA!"
Salto, y la navaja de Chris me toca, hundiéndose en mi. Suelto un grito, y me llevo las manos al costado, ahí dónde me ha ido a parar la navaja. La agarro por el mango, y la tiro por ahí. Justin y Chris están en silencio, mirándome. Yo me miro el costado, y mis manos. Están llenas de sangre. Jadeo ligeramente, y me caigo de rodillas. Oigo a Justin gritar, y todo es borroso de pronto. Sigo con las manos en el costado, intentando detener la hemorragia, aunque ya no veo nada.
-¡ANGIE! No me dejes ¿me oyes? ¡Aguanta, amor!
La dulce voz de Justin me habla, e intento mantenerme despierta, pero el dolor que tengo en el costado es demasiado fuerte. Aguanto a intervalos, intentando no cerrar los ojos. Lo último que oigo, es la conversación de varias personas.
-¡Está perdiendo mucha sangre! Hay que operar ¡ya!
-¡Se nos va, se nos va!
Y me quedo dormida.

-Justin-
Chris se lanza hacia mi, pero la navaja no llega a tocarme. Me temo lo peor, y me aparto con rapidez antes de verlo. Angie está de pie, mirándonos. Se lleva las manos al costado, y saca la navaja que está clavada en su piel.
-¡NO!- chillo.
Me mira de manera extraña, y mira su costado. Su camiseta está empapada de sangre, al igual que sus manos, presionadas sobre la herida. Cae de rodillas, y yo la miro unos segundos antes de asestarle a Chris una serie de puñetazos.
-¡ES TU CULPA, HIJO DE PUTA! ¡ES TU CULPA!
Chris cae al suelo, y después de mirar una última vez a Angie, sale corriendo como la última vez. Otra vez. Me giro hacia Angie, que sigue en el suelo. Usher y Ella salen de la casa con rapidez, alertados por mis gritos hacia Chris. Ella ve a Angie en el suelo, y grita. Usher sale corriendo hacia el coche arrastrando consigo a Ella, y lo abre.
-¡MUÉVETE, JUSTIN!- exclama. Yo cojo a Angie con cuidado, y veo que sigue consciente.
-¡ANGIE! No me dejes ¿me oyes? ¡Aguanta, amor!- le digo, y la llevo hasta el coche.
En el trayecto, Angie se desmaya dos veces, pero vuelve en sí. Está luchando, como la buena luchadora que es. Yo me dedico a susurrarle que no me deje, y a rezarle a todos los dioses que puedo entre lágrimas. Llegamos al hospital en pocos minutos, y yo entro corriendo, suplicando por un médico. Como la última vez.
Un médico me ayuda, y la lleva junto con un equipo a quirófano con urgencia. Intento seguirles, pero una enfermera fornida me detiene.
-No puede entrar allí, señor Bieber.
-¡Pero es mi novia! ¿No lo ve? ¡Es mi novia!- grito, fuera de mi.
-Tiene que quedarse aquí.- dice ella, sujetándome.
-¡NO! ¡ANGIE! ¡ANGIE!- exclamo yo. Me libro de la enfermera, y salgo corriendo hacia el pasillo por dónde se la han llevado. Unos brazos me detienen, y veo entre lágrimas a Usher, junto con unos enfermeros enormes de seguridad.
-Justin, ella tiene que irse a quirófano.- me dice Usher, con tranquilidad.
-¡NO!- grito.- ¡NO!
-¡Justin!- dice él, sin perder la calma.- ¡Mírame!
Le miro, y él me dirige una mirada severa.
-Si tú estás allí, los médicos no podrán hacer su trabajo, y ella morirá.- me explica.- ¿Es lo que quieres?
-No.- murmuro, con la respiración acelerada. Intento calmarme, pero me es imposible.
-Vamos a llevárnoslo a darle algún calmante, chicos.- indica la enfermera a sus compañeros que me sujetan.- ¿Quiere acompañarnos, señor?
-No, les esperaré en la sala de espera. ¿Lo llevarán de vuelta allí?- dice Usher.
-Así es, no tardamos más de diez minutos.
Los enfermeros me llevan a una sala demasiado blanca, como todo el hospital. Me dan unas pastillas y me dejan sentado en una silla mientras ellos miran unos datos de unos pacientes.
Poco a poco, noto como las pastillas me hacen efecto y la ansiedad abandona mi cuerpo. Hay otra ansiedad creciente en mi pecho, pero esa no pueden llevársela ningunas pastillas: Es la ansiedad de perder a lo que más quiero en este mundo.
Los enfermeros me dejan irme a la sala de espera con Usher y Ella cuando ven que ya estoy estable. Me disculpo por las molestias, y me encamino allí.
Las siguientes horas son insoportables. Ella lloriquea de vez en cuando en brazos de Usher y yo me dedico a rezar a todos los dioses, entonando cada plegaria que sé. Paso las horas sentado en la silla, en el suelo, de pie dando vueltas y mirando por la ventana. La angustia me carcome por dentro, y lo peor es que sé que no puedo hacer nada a estas alturas. La impotencia que siento me deja con ganas de tirar abajo un edificio. Miro mi reloj, y calculo el tiempo. Palidezco, ya que llevan cinco horas en el quirófano. Me siento en el suelo, con la espalda apoyada en la pared. Me desordeno el pelo, y escondo las lágrimas. Una mano se pone en mi hombro y reparo en que es Ella, agachada en frente de mi.
-Va a estar bien, Justin. Ya lo verás.
-¿Y qué pasa si no lo está?- sollozo.
-Ella es fuerte, Justin.- me dice, con suavidad.- Y tiene una razón por la que luchar.
-¿Cuál?
-Tú.- señala.- Luchará por ti, hasta el último latido de su corazón.
Una sensación de bienestar me invade, aunque no puede superar a la ansiedad. Pero hace que me sienta mejor. Todo lo que tengo que hacer es confiar en Angie. 

-Angie-
Me encuentro en cualquier sitio menos dónde debería estar. O eso es lo que siento.
Estoy en un sitio que me resulta familiar. Una casa, rodeada de rosales y todos los tipos posibles de flores. Unos juncos muy altos separan la parcela de una playa. Camino con una tranquilidad no digna de mi hacia ellos, y veo la playa desierta. Sigue resultándome familiar, pero sigo sin saber por qué.
-¿No te acuerdas, de verdad?- inquiere una voz, detrás de mi. Me giro, y veo a un hombre con el pelo castaño que empieza a presentar alguna cana. Tiene los ojos iguales que los míos, y viste una camisa blanca ancha sin botones y unos pantalones anchos color caqui. Va descalzo.
-¿Quién eres?- pregunto, intrigada.
-Veo que tampoco te acuerdas de mi, pajarito.- dice él, con una sonrisa. La forma en que pronuncia ese apodo hace que se me ponga la piel de gallina.- Me fui antes de que pudieras acordarte de mi.-
Los ojos se me llenan de lágrimas, y no puedo creerlo. Ese hombre es mi padre. Collin Farrell.
-¿Papá?- digo, en un tono casi inaudible.
-Oh, ¿diecisiete años sin verme y vas a quedarte ahí parada? ¿No hay abrazos ni nada?- dice, con una sonrisa. Avanzo y él me acoge en sus brazos.
-Te he echado de menos, papá.- sollozo, y él me aprieta con fuerza a su pecho.
-Y yo, pajarito.- susurra.- ¿Te acuerdas por qué te llamaba así?
-No...
-Cuando naciste, eras tan pequeña que cabías en mi mano. Como un pajarito...- dice él, acariciándome el pelo.- Has crecido tanto, Angie.
-Han pasado diecisiete años, papá.
-Pero te he visto crecer desde aquí arriba.
-¿Aquí... arriba?- pregunto, sin entender.
-Estamos en el cielo, Angie.
-¿En el cielo?- digo, angustiada.- ¿He... muerto?
-Eso tienes que decidirlo tú.
-¿Cómo es eso?- pregunto, aún más confundida.
-Tienes que decidir si quieres morir y quedarte aquí, o si quieres volver a tu vida.- me explica él.
-¿Cuánto tengo para decidirlo?
-No lo sé, Angie. Aquí no existe el tiempo, pero es poco. En casos como el tuyo, las decisiones se hacen rápido. Tienes que decirme si quieres quedarte o volver.
-Quiero quedarme contigo...- sollozo, abrazándome a él.
-Pero allí abajo tienes todo.- señala mi padre.- Tienes a tu novio, a tus amigos, y a tus amigas. Ese chico te quiere tanto, Angie... Puedo verlo. ¿Vas a abandonarle por mi?-
¿Tengo que elegir de verdad entre mi padre y Justin?
-Papá... pero tú... pero yo... yo te he echado de menos.- sollozo.
-Pajarito, si vuelves te espera una vida plena, llena de amor y de gente que te quiere. ¿O acaso no lo ves? Hayley, Kris, Niall, Louis, Liam, Zayn, Justin, Lis, Ed... e incluso ese exnovio tuyo, Harry. Todos te quieren, pequeña. ¿Qué van a hacer sin ti?-
-Pero tú...
-Yo estaré siempre aquí, pajarito.- dice, señalando mi corazón.- Siempre he estado ahí. Tienes que volver con todos ellos, Angie.-
-¿A ti no te importa que vuelva?- digo, secándome las lágrimas.
-Seré feliz si vuelves, Angie. Sería muy egoísta por mi parte pretender que te quedaras.- me dice, y me besa la frente. De pronto, suena un reloj.- Tienes que decidir ya, Angie. Tienes que decidir que hacer.-
Pienso rápido, y tengo de improviso una visión. Mi madre está hablando con Justin, diciendo que yo voy a luchar por él.
-No dudes más, Angie. Vuelve con ellos.- dice mi padre, cuando abro los ojos.
-Te quiero, papá.
-Yo también te quiero, pajarito. Sé muy feliz, sé fuerte. Yo estaré aquí, cuidándote.
Me besa la frente, y me suelta. Empieza a andar por la orilla y por mucho que yo ando también, no consigo alcanzarle. Ahogada en lágrimas por perder a mi padre por segunda vez, caigo al suelo cerrando los ojos.

-Justin-
Decido al cabo de un rato llamar a Kris, para avisarla de lo que ha pasado.
-¿Justin?- pregunta ella, cuando coge el teléfono.
-Hola, Kris.- susurro.
-¿Qué ha pasado? ¿Estáis bien?- pregunta ella, alarmada.
-Yo si... pero Angie...- digo, y mi voz me traiciona. Me falla la voz en la mitad de la frase.
-¿Qué le ha pasado a Angie, Justin?
-Ha recibido un navajazo por parte de Chris.- susurro.
-¿QUÉ?
-Se ha presentado en casa, y ha empezado a volverse loco. Ese navajazo iba para mi, pero ella se ha metido en medio... y ahora me siento tan culpable, Kris... Tan culpable...- susurro.
-Dios mío...- dice ella, y coge aire. Se oye a gente por detrás de ella.- ¿QUERÉIS CALLAROS DE UNA VEZ, COÑO? ¡A ANGIE LE HA PASADO ALGO?
-¿Angie?- se oye la voz de Louis detrás.
-Está en el hospital, le han dado un navajazo. Callaros, estoy hablando con Justin.- dice Kris.- Pero... ¿ella está bien?
-No lo sé.- suspiro.- Espero que sí.
-¡Salimos a Los Ángeles en una hora y media!- exclama por detrás una vez. Reconozco el tono de Ed.- Vamos en mi avión.
-¿Quiénes venís?- suspiro.
-Liam, Louis, Ed, yo y ahora mismo llamaré a Lis y a Hayley para que se acerquen.- dice Kris.
-¿Puedo hacer algo para deteneros?
-Nada en absoluto.
-Lo suponía.- suelto una risita.- Bueno, nos vemos en doce horas, o algo así.
-Intenta tranquilizarte, ¿vale, Biebs?- me dice Kris.- Ella va a estar bien.
-Gracias, Kris.
Cuelgo, y en ese momento una doctora entra en la sala.
-¿Son ustedes los familiares de Angela Farrell?
Usher y Ella levantan la mirada y asentimos los tres a la vez.
-Está bien, miren.- dice la doctora.- Angela ha sido sometida a una operación muy dura, ya que la herida había llegado hasta el hígado. Hemos conseguido remediarlo, y ahora ella está ingresada en la UCI.-
-¿Está... fuera de peligro?- inquiero yo.
-Eso creemos. Se recupera con una rapidez increíble a pesar de la gravedad de la herida.- dice la doctora, sonriendo.- Parece que esa chica tiene una razón para luchar.-
-La tiene.- dice Usher, poniéndome una mano en el hombro.
-¿Quieren acompañarme a verla?
Seguimos a la doctora a través de pasillos y pasillos, hasta la UCI. Tras una cristalera está ella. Pálida, con la melena cayéndole por un hombro. Tiene los ojos cerrados, y en ese momento me parece más pequeña que nunca. Mi pequeña. Me contengo para no entrar en la sala y acunarla en mis brazos, dándole gracias por ser tan fuerte. Pego la cara en el cristal, con una sonrisa de felicidad. Me siento orgulloso, más que nunca por ella.
-Te quiero tanto, amor...- susurro, mirándola a través del cristal. Y así es. La quiero tanto que a veces me duele, que a veces desearía poder mostrárselo veinticinco horas al día en vez de veinticuatro. La quiero tanto que necesito estar a su lado para ser feliz, necesito cerciorarme de que ella está bien para estar bien. La quiero tanto que hoy mismo daría mi vida por ella si hiciera falta. La quiero tanto que voy a gritárselo al mundo cada día. La quiero tanto que podría escribirle mil canciones y aún así no lo expresaría bien. La quiero tanto que incluso los malos momentos son buenos a su lado.
 La quiero tanto como para no dejarla ir nunca.

Aquí os dejo un capítulo que me ha quedado basssssssssssstante raro, la verdad es que no me gusta mucho pero quería meter algo así en la novela. Os quería deciiir que este martes 19, me voy de viaje un mes a Canadá y a Nueva York. Yo intentaré seguir subiendo capítulo, no uno cada día, pero al menos uno a la semana o más. Si necesitáis que os avise, pedídmelo por twitter, ¿va? Muchas gracias por leer xxxxx.

7.6.13

And she will be loved, chapter 52.

-Justin-
Bajo primero del avión, y cuando llego al suelo, miro hacia arriba. Ella sale del avión, se coloca sus gafas de sol, y se pone el gorro de paja que tanto le gusta. Se toma unos segundos para respirar el aire de su ciudad, Los Angeles. Sonríe, y empieza a bajar las escaleras metálicas hasta el asfalto, dónde yo la espero. Me tomo unos segundos para admirar sus piernas mientras ella baja. Las mismas que ayer se enredaron con las mías... "Mierda, Bieber. ¿Qué cojones te ha pasado? ¿Mientras le hacías el amor? ¿Desde cuando eres un romántico ñoño?" chilla mi conciencia, tapándose la cara con las manos. Yo sonrío, y respondo a mi conciencia. "Me he convertido en un romántico ñoño desde que estoy con Angie. Nunca había sentido con ninguna chica lo que siento estando con ella. Los silencios no son incómodos, las sonrisas son sinceras... y por qué no decirlo, de perdidos al río, el amor es de verdad. Además... nunca le había hecho a ninguna chica el amor. Es especial."
-Tierra llamando a Justin.- ríe ella, a centímetros de mi. Yo salgo de mis pensamientos, y le dirijo una sonrisa.- ¿Vamos, o piensas quedarte aquí todo el día, mirándome las piernas, cosa que me hace sentirme bastante incómoda?-
Pillado.
Suelta una carcajada antes de cogerme la mano, y tirar de mi hacia dónde están las maletas. Avanzamos hasta un parking en el que se alquilan coches, y consigo un deportivo a buen precio. Salimos a toda pastilla del aeropuerto, rumbo al centro de Los Angeles. Al parque Google.
Ambos estamos bastante callados mientras conduzco. En la radio suena Ho Hey de The Lumineers, y ella la tararea distraídamente. La contemplo por el rabillo del ojo, pensando lo preciosa que es.
-Concéntrate en la carretera, Bieber.- dice ella, con una sonrisa burlona. ¿Cómo lo hace para pillarme siempre?
-Vas a arrepentirte de ser tan mala conmigo.- murmuro.
-Si vas a hacer que me arrepienta haciéndome algo como lo de anoche, déjame decirte que será un placer.- dice, enroscándose un mechón de pelo en un dedo.- Y nunca mejor dicho.-
Se ríe sola de su "ingenio", y yo niego con la cabeza, riendo por dentro.
-Eres tonta, definitivamente.
-Lo mejor de todo es que me quieres.
-Ya, eso es lo mejor.- digo, sonriendo. Le acaricio la rodilla, y ella sigue tarareando la siguiente canción que sale en la radio.
Al cabo de un rato, llegamos a su casa. Dejamos todo en el coche, y salimos con cuidado. La madre de Angie, Ella, no sabe que estamos aquí. Angie llama a la puerta usando el timbre. Esperamos un poco, pero nadie abre la puerta.
-Igual no está...- dice ella, pero se ve interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose. Ambos giramos la cabeza hacia la puerta, sonrientes.
Pero la imagen que nos encontramos era lo último que esperábamos.
Ella, la madre de Angie, va sin pantalones y solamente una camiseta ancha negra, con el cuello en V, que parece de hombre y me resulta familiar. Lleva el pelo recogido en un moño desordenado. Está riéndose mirando a un hombre detrás de ella, que está agarrándola por la cintura. Ambos miran a la puerta, y ponen cara de asombro.
-¿Mamá? ¿Tío... tío Usher?- exclama Angie, en estado de shock.
-¿Usher?- pregunto yo, al mismo tiempo, mirando a mi productor y cantante conocido mundialmente. Éste, que al parecer solamente lleva unos pantalones de chándal, o unos calzoncillos, sale corriendo escaleras arriba. La madre de Angie se queda sola, en el umbral de la puerta, mirándonos como si fuéramos verdes.
-¿Angie?- pregunta, atónita.- ¡ANGIE!
Se lanza encima de su hija, abrazándola y estrechándola contra sí. La escena hace que sonría emocionado. Ella parece a punto de echarse a llorar y Angie está emocionada, ocultando el rostro en el hombro de su madre.
-Hola, Justin.- sonríe Ella, besándome ambas mejillas. Intento no sentirme incómodo por el mero hecho de que mi "suegra" está en ropa interior y con la camiseta de Usher.
-Hola, señora Farrell.
-Que manía, por favor.- ríe, y luego me mira sonriente.- Llámame Ella.
Nos hace pasar y cuando nos sentamos en el sofá, Angie y yo en uno y ella en otro, mi novia parece incómoda.
-Mamá... por favor, ¿puedes ponerte algo?
-Oh, sí, es verdad.- dice su madre, dándose cuenta de su atuendo, o la falta de éste. Luego, exclama- Terry, ¿puedes bajarme unos vaqueros del cuarto, por favor?- [ Dato interesante jeje: Usher se llama Usher Terrence "Terry" Raymond IV, así que soy chachi y he decidido utilizar ese Terry como apodo.]
-De paso, podrías explicarme... explicarnos que es lo que pasa.- dice Angie, sonriendo con sorna a su madre.- ¿Terry? Por Dios, mamá. Creo que Justin ha entrado en estado de shock.-
La verdad es que yo estoy pálido, intentando no mirar mucho a mi suegra.
-Oh, ¿le hemos asustado?- dice Ella, mordiéndose las uñas.- Justin, cielo, lo siento. Cuando Terr... Usher.. Terry... bueno, cuando él baje, os daremos una explicación.-
Tras varios minutos de silencio incómodo, Usher baja las escaleras, vestido, y le da unos vaqueros a Ella. Ésta se desliza con facilidad en ellos, y se sienta en el sofá. Se cogen las manos y las apoyan en la rodilla de Ella.
-Creo que nos debéis una explicación.- dice Angie, cruzándose de brazos y mirándolos irónicamente.
-Bueno... cuando tu te fuiste a Londres me sentía muy sola.- comienza Ella, y Usher evita el contacto visual con Angie o conmigo.- Y entonces... Usher y yo empezamos a vernos, y bueno... estamos saliendo.-
Los cuatro nos quedamos callados, hasta que Angie interviene.
-Me alegro muchísimo por vosotros, de verdad.
-¿De verdad? ¿No vas a enfadarte?- pregunta Usher
-¿Por qué iba a hacerlo? Me ha sorprendido un poco, pero me alegra que mi madre esté con alguien que yo quiero.-
Tras varios abrazos, bromas, y un rato de conversación, decidimos preparar la comida. La comida transcurre con un silencio incómodo, hasta que Usher, Angie y Ella empiezan a charlar tranquilamente. Usher me mira, con algo de burla.
-Biebs, tío ¿estás bien? No has metido baza en toda la comida.
-Estoy bien, estoy bien. Pero entenderás que me haya chocado muchísimo. Estás con la madre de mi novia... que es mi 'suegra'. Entonces... eres mi suegro. Tío, nunca pensé que fueras mi suegro. Eres mi mentor y mi productor, pero ¿mi suegro?- digo yo, y acabo riendo.
-¿CÓMO?- chilla Ella. Angie y yo pegamos un bote en nuestras sillas. ¿Qué pasa ahora?
-¿NOVIA? ¿NOVIOS? ¿ESTÁIS... SALIENDO?- exclama Usher, levantándose de la silla, y sacudiendo a Ella por los hombros.- ¿LO HAS OÍDO?
-LO HE OÍDO.
-¿POR QUÉ GRITAMOS?- grita Angie, pero Usher y su madre la ignoran por completo.
-¡POR FIN, ELLA! ¡POR FIN! ¡POR FIN!- exclama Usher, y levanta a Ella. Los dos se abrazan, se dan un beso en los labios, y luego nos miran.
-Nos alegramos tanto por vosotros...- suspira Ella, con los ojos brillantes.
-Siempre supimos que sería así. Pero estabais tardando mucho... como tú estabas con Styles.- dice Usher, mirando a Angie.
-¡Es verdad! ¿Qué pasó con Harry?- dice Ella, sentándose de nuevo, y mirando a mi novia con interés.
-Pues... eh...- suspira Angie, y yo decido hablar por ella. No quiero que recuerde nada de él, y menos que lo pase mal.
-Cortaron en marzo, cuando estábamos en Barcelona. El día de su cumpleaños.- explico, y ellos abren la boca, asombrados.
-Eso no está bien, cortar con una chica el día de su cumpleaños...- dice Usher, negando con la cabeza. Ella mira a Angie.
-No me contaste nada, cariño...
-Lo siento, mamá. Justin me ayudó a olvidarme de ello, y preferí no preocuparte hablando del tema.- dice Angie, sonriéndome. Yo me inclino hacia ella, y rozo mis labios con los suyos.
No sé que pasa de pronto, pero sin previo aviso, estoy muriéndome de calor. Algo me dice que ella también, porque sus mejillas se ponen de un bonito color rosado. Me atacan los recuerdos de la otra noche, y en ese momento deseo que Ella y Usher desaparezcan de delante de nosotros. Si no estuvieran, no creo que llegáramos a su habitación. Acabaríamos en el sofá, o en la encimera. Me apresuro en acabar el beso, y poner algo de distancia entre los dos. Se me está yendo la situación de las manos, y mis hormonas están gritándome que no me separe. Pero lo consigo.
-Qué monos son, por favor.- solloza Ella, con los ojos aún más brillantes que antes.- Mi niños...
-Mamá, por favor...- murmura Angie, sonrojándose de la vergüenza que le da que vea a su madre así. Yo suelto una risita, y me gano una patada por debajo de la mesa. Con rapidez, cojo su pierna por debajo de la mesa, y ella me mira mal.
-¿Te acuerdas cuando se conocieron?- suspira Ella, mirando a Usher, que también parece emocionado.
-Yo también me acuerdo.- sonrío, y miro a Angie, a mi lado. Dejo ir su pierna de mis manos, y ella me saca la lengua. - Me animaste a compartir con la gente mi música.
-Desde ese momento supe que tenías algo especial.
-Sois unos ñoños.- ríe Usher.- Tú no eras así de ñoño desde One Less Lonely Girl, Biebs. ¿Qué te ha hecho ella?-
-Hacerme entender qué es lo importante.- declaro, mirándola de reojo. Ante la mirada interrogante de Ella y Usher, continúo.- Ella es lo importante, por si vuestra mente adulta tirando a anciana no lo había pillado.
-¡Justin!- ríe Angie, pegándome en la nuca.
-Te despediré, Bieber.- ríe Usher.
-Harás bien en hacerlo.- dice Ella, entre risas.
El timbre suena en medio de nuestro ataque de risa tonto. Angie se levanta, limpiándose la boca con la servilleta. Se dirige a la puerta, y la abre. En medio de las risas de Usher y Ella, la oigo exclamar, con un tono de terror en su voz.
-¡Chris! ¿Qué... haces... aquí?
Y entonces es cuando salgo corriendo, tirando la silla al suelo.
Ese tío no le pondrá la mano encima a mi chica. Otra vez no.