29.6.13

And she will be loved, chapter 55 (segunda parte)

-Narrador-
Han pasado muchas cosas entre Niall y Aria desde que volvieron de Londres. Todo empezó con las miradas: de esas que dicen más que las palabras, de esas que invitan a acercarse más, de esas que son como volver a casa. Más tarde, llegaron las conversaciones de horas, en las que hablaban de la ajetreada vida de él, de los sueños de ella, y de las anécdotas de ambos. Cada vez se sentían mejor juntos, cada vez había más confianza entre los dos.
Pero el último paso, el definitivo, en el que te lo juegas todo, lo dieron el último día.

Llevaba llovizneando varios días en Mullingar, y en el momento en que la familia de Aria iba a salir por la puerta de la casa de los Horan, empezó a llover con tal fuerza que Maura (la madre de Niall) los detuvo y los hizo quedarse como mínimo una noche más.
Tras la cena, cada uno se retiró a su habitación. Niall entró en la suya con gesto abatido, pensando que debería haber dado un paso más con Aria: aquella chica le había roto los esquemas al entrar en su vida como un terremoto. Había empezado a valorar y apreciar los momentos con ella, que eran sobretodo irrepetibles. Ella era imprevisible, le hablaba tanto del tiempo como de lo capullo que había sido su último ex novio. Le encantaba la forma de ella de hacer las cosas, con ese toque dulce que llegaba tan de improviso como ella misma.
Niall se arrepentía de no haber sabido expresar sus sentimientos, por miedo a una negativa. Además, ni siquiera sabía que sentía. Lo único que tenía claro era que se moría por probar los labios de ella, siempre escondidos tras un pintalabios, ya fuera solo brillo o de un fuerte color rojo. 
Con un suspiro, se puso los pantalones de pijama y se tumbó en la cama, mirando al techo. y en ese preciso momento, alguien llamó a la puerta. Sin esperar una respuesta, alguien se coló dentro con los ojos tapados con una mano. Niall no pudo evitar sonreír al darse cuenta que la pequeña figura que se había colado dentro era Aria. Vestía un sencillo pantalón de pijama de rayas, y una camiseta básica de tirantes.
-¿Estás visible?- preguntó ella, con la mano aún tapándole los ojos.- Es por quitar ya la mano...
Niall se acercó a ella, apreciando el detalle de que sus labios no estaban escondidos tras ningún tipo de pintalabios. Cogió con delicadeza su mano entre las suyas, apartándola y liberando de alguna forma los bonitos ojos de ella. La llevó hasta la cama, dónde ella se sentó cruzando las piernas y mirándolo con una media sonrisa. Él se sentó en frente de ella, y susurró un simple:
-Déjame hacer algo.
Ella asintió, y él empezó a acercarse a ella dolorosamente despacio. Cuando al fin llegó, se besaron. Y casi sin saberlo, acabaron con él tumbado en la cama y con ella encima. Ninguno de los dos quiso acabar el beso. Se separaron al cabo de un rato, y ella afirmó:
-Voy a dormir contigo.
Niall no pudo resistirse a reír ante la propuesta, que parecía no admitir un no por respuesta.
Podéis imaginar lo que pasó luego ¿no? Pasaron la noche juntos, entre algún beso y un abrazo permanente.
  
-Justin-
Llego al hospital con una sonrisa permanente en los labios. He estado en casa de Angie, abusando de su conexión wi-fi para hablar por Skype con Scooter. Me ha dicho que MTV le ha informado de que los VMAs de este año se han adelantado, y serán dentro de dos semanas en Nueva York, en el Nokia Theatre. Me ha dado permiso para llevar a Angie conmigo, y presumir de chica delante de lo mejor del la música pop actual.
Al entrar al edificio y dirigirme al ascensor, me choco con alguien.
-Eh, tío, lo siento.- digo, sin levantar la vista.
-No pasa nada, ha sido mi culpa.

Esa voz. Levanto la mirada, y me encuentro nada más y nada menos que con Harry Styles. En Los Ángeles. Al otro lado del Atlántico. ¿Qué cojones...?
-¿Styles?- digo, de mala gana.- ¿Qué haces aquí?
-He venido a ver a Angie.- dice, mirándome con suficiencia. Me lo temía.- No eres el único que se preocupa por ella.
-¿Oh, tú te preocupas por ella?- pregunto, mirándole con una mueca de asco.- Te recuerdo que la dejaste tirada en Barcelona hace unos meses. 
-No tienes que recordármelo.
-Debo hacerlo, Styles. A ti se te dio muy bien marcar tu territorio con Angie cuando estabas con ella, así que ahora escúchame bien: Aléjate de ella y deja de hacer el subnormal, porque está conmigo. Lo ha pasado muy mal por tu culpa y ahora por fin parecía que se recuperaba. No intervengas en el peor momento como haces siempre.
Con eso, me doy la vuelta y cojo el ascensor hasta el piso dónde está la habitación de Angie. Voy con la rabia corriéndome por las venas y quemándome por dentro hasta la habitación, y la encuentro allí con Ed. Están cantando The A Team. Ed me ve, y se levanta.
-Bueno, yo... os dejo solos. Luego te veo, vendré con los demás.- dice, dirigiéndose a Angie. Me mira, y sale de la habitación.
-Hola, amor.- me saluda Angie, sonriéndome.
-¿Qué coño hacía Harry Styles en el hospital?- pregunto, sin rodeos. Intento no sonar agresivo, pero no lo consigo. Ella suspira y se mira las manos.
-Eso me gustaría saber a mi también.
-¿No sabías que iba a venir?
-No tenía ni idea.- dice ella, y la voz se le quiebra en la última palabra.- Por favor, Justin... No te enfades conmigo... Yo no sabía nada...-
Lo dice todo casi sollozando y con la voz ahogada. Yo me siento culpable, sé lo mal que lo ha pasado por Styles. Me acerco a ella y la abrazo. Noto como sus lágrimas me empapan la camiseta, pero me da lo mismo.
-Mierda, cariño. Lo siento mucho, no quería ponerme así.- suspiro, besándole el pelo.- Ya sabes lo mal que me cae Styles. 
-Lo sé.- dice ella, en lo que parece un susurro.
-Y yo que venía con buenas noticias...- digo yo, con una sonrisa.
Ella levanta la cabeza y me mira, esbozando una sonrisa e interrogándome con la mirada. Justo entonces, entra un médico en la habitación.
-Buenas noticias, señorita Farrell. Vamos a darle el alta esta tarde, creemos que está usted totalmente estable y puede seguir recuperándose en casa. El equipo me ha dicho que la felicite, se ha recuperado usted con una velocidad increíble y muy poco usual en estos casos.- anuncia, y luego esboza una sonrisita.- Bueno, y ahora les dejo solos... continúen, continúen.-
Nosotros le sonreímos, y ella me mira.
-¿Cuál es esa buena noticia?
Yo carraspeo en un intento por aclararme la voz, le cojo ambas manos y sonrío.
-¿Querrás acompañarme a los VMAs, en dos semanas, en Nueva York?
Ella suelta un grito agudo que me obliga a sonreír más de lo que ya hago.
-¿A LOS VMAS? ¿CONTIGO? ¿¡NUEVA YORK!?- exclama- ¿En serio esperabas que te dijera que no?
-No, el problema es... ¿qué vas a ponerte?- digo, haciendo que ella se emocione más. Ella vuelve a chillar, y yo le tapo la boca con suavidad.- Cielo, van a pensar que estamos haciendo cosas poco bien vistas en un hospital...
Ella ríe con ganas, y se incorpora para besarme la mejilla.
-Lamento anunciarte que vas a tener que llevarme de compras.- dice ella, con una sonrisa de satisfacción.
-Lo que sea por ti, tonta.

Nos besamos otra vez, con la certeza de que todo irá bien. Pero Nueva York es la ciudad de los cambios, la cuidad que lleva un ritmo desenfrenado. Muchas cosas pueden cambiar en la ciudad que nunca duerme. 

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