26.8.13

And she will be loved, chapter 61.

 
Primero y antes de nada, lo siento por tardar tanto en subir. Estoy cambiándome de portátil e intentando acostumbrarme a Windows 8, y pasando todos los archivos... y no he tenido tiempo. ¡Disfrutad del capítulo, sweethearts! (sé que es corto, pero tenía que subir algo)

-Angie-
-¡Jones!-exclamo, rebuscando entre las estanterías del vestidor.- ¿Dónde demonios has metido la falda negra que compramos con Nicole?
-La llevé yo ayer, está en la lavadora.- responde Lis, que se asoma al vestidor. Esta planchándose el pelo en el baño. Recibo una mirada de reproche que acaba en risas para ambas por parte de Kris, al otro lado del vestidor. Sigo rebuscando cual topo entre las estanterías, y acabo decantándome por: http://www.polyvore.com/danger/set?id=76758238. Me maquillo, me cepillo el pelo y me miro al espejo. Veo a una chica a la que han roto múltiples veces, la de las sonrisas fingidas. Medito, y en realidad estoy orgullosa de mi misma, he conseguido superar superficialmente el hecho de que Justin me engañara. Digo 'superficialmente' porque mi cabeza sigue yendo por libre muchas veces. Por eso mismo, hoy voy a salir con Kris, Lis y los chicos al 'Funky Buddha', un bar/discoteca muy famoso de Londres. El alcohol y la música alta hace que mi cabeza se calle, hace que yo deje de darle vueltas a algo que no tiene solución. Bueno, al menos yo no se la veo. Justin parece que sí, porque en total tengo unas trescientas llamadas perdidas suyas... tendré que cambiarme de número.
-¡Angie! ¡Los chicos están aquí!- grita Kris, después de que se oiga un claxon.
Sonrío para mi mientras bajo las escaleras. Parece Pauly D de Jersey Shore gritando: '¡LOS TAXIS ESTÁN AQUÍIIIIIIIII!'
Salgo de casa la última, así que me toca cerrar con llave. En una furgoneta enorme me esperan Kris besando a Liam, Louis haciéndole carantoñas a Lis, Zayn riendo mientras mira el móvil, Harry mirándome de reojo y con una sonrisa que no augura nada bueno, y Niall esperándome con los brazos abiertos. Subo a la furgoneta y me siento al lado de Niall, que me besa la mejilla.
-Hola, rubito.- susurro y él me sonríe.- ¡Hola, chicos!
-Hola, Angie.- responden ellos, sonriéndome un instante y luego volviendo a lo suyo. Yo apoyo la cabeza en el hombro de Niall y me quedo así durante todo el trayecto. Todo hubiera ido bien, si no fuera porque Harry no me quita los ojos de encima. Hago que no me doy cuenta, pero cuando le miro me sonríe y hace como que le interesa muchísimo lo que se ve por la ventanilla. Pero luego sigue mirándome. Y me pone muy nerviosa.
Al cabo de bastante más rato del que me gustaría, llegamos al 'Funky Buddha' y nos enfrentamos a los flashes de los paparazzi, que no se como lo hacen, pero siempre nos encuentran. Me quedo algo atrás, y una masa de ellos se reúne en torno a mi, como insectos a la luz.
-¿Es cierto que Bieber te engañó con Barbara Palvin?
-¿Lo vuestro es relación abierta?
-¿Estás ahora con Styles?
-¡Seguro que se fue con Palvin porque lo vuestro no le satisfacía lo suficiente!
-¿Cuántas veces teníais relaciones sexuales por semana?
-¿Te has acostado ya con Harry Styles?
-¿Estás saliendo con Niall Horan?
-¡Tienes una relación secreta con Kristen Jones! ¿A que sí?
Sus preguntas no me afectan demasiado, son las típicas tonterías que sueltan los paparazzi. Pero están violando mi espacio vital, y eso empieza a agobiarme. Siento como me mareo y pierdo el equilibrio, pero unos brazos fuertes me agarran. Cuando abro los ojos, veo que estoy dentro del 'Funky Buddha', con Harry sujetándome con fuerza y mirándome con preocupación.
-¿Estás bien, Angie?
Me mira con sus ojos verdes, con una mirada penetrante. Mierda, sus ojos. Noto como se me acelera el corazón y siento que lo que tengo que hacer es huir. La proximidad con Harry no es buena.
-Eh... sí. Muy bien. Gracias...- carraspeo y miro a mi alrededor.- Voy a por... un mojito.
Salgo corriendo de allí a la máxima velocidad que me permiten mis tacones, dejándolo plantado. Cuanto más me alejo, más se calman los latidos acelerados. Llego a la barra, donde todos me preguntan si estoy bien. Yo simplemente me pido un mojito, y me voy con Lis y Kris a la pista de baile tras sonreír transmitiendo tranquilidad a todos.

[...]
La noche iría perfectamente. Hay chicos guapos, alcohol y buena música. Pero estoy tan borracha que no distingo ni al chico que está bailando en frente de mi, acercándose demasiado. Noto su mano en mi cintura, acercándome peligrosamente a él. Me importaría si no fuera por el alcohol que llevo en el cuerpo. Lo siguiente que noto son sus labios, masajeando los míos. El beso es totalmente asqueroso, pero la verdad es que no me doy cuenta. Sin saber como, estoy atrapada entre una pared oscura, un tío desconocido (al que ni siquiera veo) y con Beat It de Sean Kingston, Chris Brown y Wiz Khalifa sonando a todo volumen. Noto sus labios en mi cuello, en mi escote y en mi mandíbula. También noto sus manos, viajando por mis piernas. Y no sé resistirme, o no puedo. De mi boca solo salen palabras incoherentes y gemidos en voz baja que no estoy segura de si oye. Pero en ningún momento salen palabras de negación, para que se aparte. Solo sé que yo también estoy entregadísima a su cuello y a explorar sus abdominales con la mano.
Y de pronto, algo me coge de el antebrazo y me aparta del chico. Me lleva lejos, entre caderas moviéndose, brazos arriba y vasos con alcohol. Oigo la música un poco más lejos, y así como así, el frío de la calle me golpea. La persona, que creo que es un hombre, me mete con cuidado en un coche. Aún así, es imperioso. Cuando oigo que se mete en el coche, hablo con toda la claridad que puedo. De cualquier forma, arrastro las palabras.
-El secuestro se considera algo ilegal...
Oigo su risa, relativamente familiar y me obligo a mirarlo mejor. Solo distingo sus ojos verdes, que brillan por las luces de la calle. Arranca el motor riendo, y su risa me provoca escalofríos sorprendentemente placenteros.
-Esto no es un secuestro, Angie. Lo hago por tu bien, estabas a punto de convertirte en la presa de un pervertido borracho.
Una parte de mi se pregunta como sabe él mi nombre, pero mi boca pronuncia otra pregunta totalmente distinta.
-¿Y cómo sé... que tú no eres un pervertido borracho?
-No estoy borracho.- dice él, mientras conduce.
-¿Así que eres... un pervertido?- pregunto, con una sonrisa tonta.
-Puede.
Río a carcajadas, y en ese momento una parte de mi quiere hacer algo que no haría estando sobria, si supiera quién es él. Mordiéndome el labio inferior, coloco mi mano en su rodilla, y voy subiéndola con lentitud. Estoy borracha, pero oigo como contiene la respiración.
-Angie, para. Estás borracha.- coge mi mano, y la deja sobre mi rodilla. Yo suelto un gruñido, y me inclino hacia él, apoyándome en el reposabrazos de su asiento para mantener el poco equilibrio que tengo. Mis labios empiezan a pasearse por su cuello, mordiéndole. Dejándole marcas que tardarán unos días en irse. Jadea, y me siento orgullosa de mi trabajo.
-Angie... para. Si supieras quién soy, no harías esto.- suspira, como si negarse le costara mucho.- Joder, llevo mucho tiempo esperando esto, pero no así. Tu tienes que estar sobria, y querer de verdad.
En ese momento, me da un ataque de risa difícil de controlar, y seguidamente me quedo profundamente dormida. Supongo que es por el alcohol.
 
A la mañana siguiente.
Me despierto y lo primero que siento es un dolor de cabeza que parece aplastarme contra la cama. Bien, parece que tengo resaca. Tras unos instantes dándome ánimos, consigo abrir los ojos. Los cierro, abrasados por el sol. Tardo como diez minutos en poder volver a abrirlos, y muy poco a poco para acostumbrarme a la luz. Miro a mi alrededor esperando encontrarme mi habitación llena de fotos, pero no. Estoy entre cuatro paredes muy amplias, en un color gris claro. La habitación tiene discos de vinilo que no consigo distinguir de quién son, una guitarra colgada de una pared... Desde luego, no es mi habitación. En mi casa. Con Lis y Kris.
-¡Mierda!- gruño, en voz baja.
He pasado la noche en una casa extraña, haciendo a saber qué. Decido que la mejor forma de saberlo es mirarme, y llevo una camiseta de 'The Ramones', de chico. Bien, creo que todos sabemos qué he hecho. No tengo ni idea de dónde está mi móvil, pero estará reventado a llamadas de los chicos y de Lis y Kris. ¡Qué digo! Lo que no sé es dónde estoy yo... ¿y si he salido del país? ¿y si me han secuestrado? Tengo pocos recuerdos de anoche, solo de besarme con alguien, un coche, y que yo decía algo de secuestro. Reprimo un sollozo, y miro al techo, sin poder moverme. Ni siquiera sé que hora es.
Al cabo de unas horas (o eso me parece, aunque no pasa de cuarenta minutos) mi milagroso sistema empieza a eliminar la resaca, y empiezo a encontrarme mejor. Es algo que suele pasarme, me despierto con resaca y mi cuerpo la elimina cuando pasa un rato. Cuando pasan otras horas (o sea, unos quince minutos) consigo levantarme sin marearme y explorar la casa. En alguna parte de esta, suena Angie de los Rolling Stones, lo que me provoca una sonrisa. Me dirijo a donde sale la música, y lo siguiente que veo me deja pasmada.
Harry Styles está en frente de la cocina, con solo un pantalón de chándal puesto, por lo que distingo todos los músculos de su espalda. Nunca pensé que una espalda fuera tan sexy... ¿pero qué digo? Me cuesta procesar lo que ocurre, y aún más cuando él se gira percatándose de mi presencia y canta sonriente:
-Angie, I still love you baby.

No hay comentarios:

Publicar un comentario