23.5.13

And she will be loved, chapter 50.


Dios mío, cincuenta capítulos ya... Y ya he llegado a las tres mil visitas. Muchísimas gracias a todas las personas que me leen, de verdad. 'And she will be loved' nunca habría llegado a cincuenta capítulos si no fuera por aquellos que me leen.  Ahora sería un documento de word abandonado, y no tendría más de dos capítulos. Quiero darle las gracias en especial a mi Kris, Jones, Lali, Laura, Jenn, Marshall... como sea, en cualquier caso es ella. Si no fuera por ella, ni siquiera me habría animado a escribir. Te quiero un pocito, shawty.

-Justin-
25 de Abril, Estocolmo.
Me despierto por la alarma del móvil, que suena sin parar. Me las ingenio para hacer que se calle, y luego estrecho a Angie entre mis brazos. Le doy un beso en la nuca, y otro en la mejilla. Me levanto, me visto, y llamo al servicio de habitaciones para pedir dos desayunos continentales. Angie sigue durmiendo, murmurando en sueños, y ha ocupado toda la cama de matrimonio. El desayuno no tarda más de quince minutos en llegar, y entonces, despierto a Angie.
-Cielo, despierta.- digo, sacudiéndola ligeramente. Ella gruñe, y yo empiezo a llenarle la cara de besos. Sus gruñidos acaban convirtiéndose en risas, hasta que abre los ojos, y me dirige una sonrisa digna de una sirena.- Buenos días, dormilona.
-Buenos días.- dice, estirándose en la cama como un gato.- ¿Qué hora es?
-Pronto, las ocho y media.
-Espero que tengas una buena razón, Bieber.- dice, con una risa malévola.
-La hay, ahora desayunemos.
Coloco la bandeja en vertical entre los dos en la cama, y empezamos a desayunar. Ella mordisquea distraídamente un croissant (o cruasán, aquí cada cual lo escribe como quiere JAJAJAJAJ) con las puntas de chocolate. Cuando me acabo el café, la miro.
-Estás muy habladora hoy.- comento. Ella deja escapar una carcajada.
-Es por el horario.-Acto seguido, coge la bandeja, y la deja en el suelo. Se sube encima de mi, sentándose en mi regazo mientras yo me quedo tumbado.- ¿A qué viene lo de despertarme tan pronto? Va, cuéntamelo.
-Nuestro vuelo a Londres sale en una hora y media más o menos.-digo. Ella me mira, horrorizada.
-¿A... a Londres?
-Sí, pasaremos una noche allí. Hoy comeremos en 'Sticky Fingers', el restaurante del guitarrista de los Rolling Stones, recogeremos un poco de ropa de tu casa, nos relajaremos en el hotel y cenaremos con Niall, Liam y Kris en un restaurante que se llama 'Hakkasan'. Te va a encantar, es algo oscuro, pero lo alumbran con linternas de papel. Mañana por la tarde, saldrá nuestro vuelo a Los Ángeles, para ver a tu madre y a Hayley. Y luego... tenía pensado pasar una semana en Stratford, y llevarte de viaje a algún sitio.-
-¿Cómo voy a agradecerte todo eso, Justin?- pregunta ella, emocionada. Su expresión de pánico se ha suavizado enormemente.
-De ninguna manera, cariño.- susurro, acariciándole una mejilla.
-Tengo... tengo que agradecértelo. De cualquier manera.- suplica ella.
-Está bien, tengo una.
-¿Cuál?
Me incorporo, de manera que quedo a su altura, y susurro en su oído:
-Quédate conmigo para siempre.
-¿Para siempre?- pregunta ella, para asegurarse. Yo asiento.- Está bien, me parece justo.-
Tras un beso lento, que saboreo como si fuera el último, nos levantamos, nos vestimos, y pedimos un taxi rumbo al aeropuerto. Nada más despegar, ella vuelve a quedarse dormida en mis brazos. Y yo, por supuesto, no me quejo. Por fin todo va como tendría que haber ido desde un principio.

Londres, casi dos horas más tarde.
-Angie-
Me despierto porque alguien me está besando. Sé perfectamente que es Justin, así que ni siquiera me molesto en abrir los ojos antes de seguirle el beso. Seguimos besándonos unos segundos, hasta que suelto una risita y abro los ojos. Allí está él.
-No me importaría despertarme así todos los días.
-Solo tienes que pedírmelo, Angie.- dice él, besándome la comisura de los labios.- Acabamos de aterrizar en Heathrow.-
Me estiro, y cojo mi bolso, que reposa a mis pies. Salimos del jet, y cogemos nuestras maletas. Nos montamos en un taxi, y media hora después, llegamos al centro de Londres. El taxista no tarda más de diez minutos en dar con mi calle, y dejarnos justo en frente de mi casa. Mientras Justin paga, yo subo los escalones, y me quedo mirando la puerta, como si dentro estuvieran todos los demonios. En realidad, los míos sí.
La casa está desierta, pero me trae recuerdos que son demasiado para mí. Subo corriendo a mi habitación, y cojo algo de ropa del vestidor, rellenando otra maleta.
-¿Qué es esto?- pregunta Justin, a mis espaldas. Me giro, y al segundo me doy cuenta que está mirando el mueble de la ropa interior. Tiene entre las manos un conjunto de lencería rojo, con demasiadas transparencias, y que tapa estrictamente lo mínimo.
-Pues... ¿ropa interior?- contesto, riendo. Luego, pongo la maleta encima de una banqueta, y cuando voy a cerrarla, él me detiene.- ¿Qué pasa?
-Quiero que te lleves esto.- dice, señalando el conjunto. Yo pongo los ojos en blanco.
-Justin, no voy a ponerme eso.- digo, conteniendo la risa.
-¿No lo harás por mi?- dice, poniéndome ojitos.
-No.
-¿Y si hago esto?- dice, y antes de que pueda protestar, se lanza a por mi cuello, en el punto justo en el que hace que me estremezca. Me muerdo el labio, en un esfuerzo por no soltar ningún sonido de ningún tipo. No voy a darle lo que está buscando.- Oh nena, no seas así. Me apetece mucho, mucho, muchísimo verte con esto...-
Yo y mi debilidad por Justin cuando me llama 'nena'. Pongo los ojos en blanco otra vez, y suspiro, resignada.
-Está bien, tráelo. Me lo llevo.- río, y lo meto en la maleta. Él aplaude, y hace bailecitos raros por todo el vestidor.- Anda, vámonos. Quiero salir de aquí.
Y así lo hacemos, salimos de la casa y vamos al hotel, el London Hilton, dónde dejamos las maletas en consigna porque nuestra suite no está preparada. Cogemos otro taxi hasta la calle dónde está 'Sticky Fingers', y nos sentamos en una mesa bastante apartada, además de que ponen algunos biombos para darnos más privacidad.
-Me hace muchísima ilusión lo de esta noche, la cena.- digo, tras haber pedido lo que queremos comer. Él sonríe.- ¿Cómo se te ocurrió?
-Fue idea de Niall, quien por cierto me ha mandado un mensaje diciendo que va a ir con alguien, así que seremos seis.
-¿Con... alguien?- digo, sorprendida.
-Con una chica. Creo que se llama Aria, es la hija de unos amigos de sus padres según lo que tengo entendido.- resuelve Justin, y yo sigo sorprendida.
-¿Niall... tiene novia?
-Tanto como novia... se conocen desde hace tres días, creo.
-Yo quiero que estén juntos.- suspiro.- Niall se merece tanto ser feliz.
Justin alarga un brazo, y me pone un mechón de pelo tras la oreja. Desliza su mano por mi mandíbula hasta la barbilla, que acaricia.
-Tú también mereces ser feliz, cariño.- murmura, mirándome directamente a los ojos.
-Yo soy feliz, Justin.- aseguro.- Contigo.
Él esboza una sonrisa, y se levanta para besarme. Lo que empieza con un beso suave, condenado a acabar pronto, empieza a acelerarse. Me besa el labio inferior, desesperado. Yo abro ligeramente la boca, y él profundiza con ganas el beso.
-Perdonad... vuestras hamburguesas.- dice un camarero, que ha aparecido tras un biombo. Justin y yo nos separamos, algo avergonzados, y él nos sirve las hamburguesas y las bebidas.- Lamento mucho la interrupción...
-No pasa nada.- sonrío yo, y él me devuelve la sonrisa. Desaparece tras el biombo, y yo empiezo a devorar mi hamburguesa. Al acabar de comer, cogemos un taxi y volvemos al hotel. Es un rascacielos enorme, y nuestr suite está en una de las últimas plantas. Es incluso demasiado grande. Nuestras maletas están ya en la habitación.
Lo primero que hago es tirarme encima de la cama, y soltar un suspiro. Es extremadamente cómoda. Él se tumba a mi lado, y tras llenarme las mejillas de besos, me susurra:
-Esta habitación tiene jacuzzi, ¿sabes?
-Oh, ¿en serio?- le digo, sonriéndole con burla.
-¿Le apetecería a la señorita darse un baño en el jacuzzi conmigo?- dice, levantándose y tendiéndome la mano. ¿Cómo voy a resistirme?
Le agarro la mano y él me hace incorporarme. Me pone la espalda contra su pecho, abrazándome por detrás, y empezamos a andar como podemos hasta el jacuzzi, entre risas y besos cortos. Él llena el jacuzzi, y sigue besándome una y otra vez, sin parar.
Cuando quiero darme cuenta, los dos estamos en ropa interior. Nos deshacemos de ella, y entramos al jacuzzi, que está a la temperatura perfecta. Nos relajamos más de media hora en el jacuzzi, sin salpicarnos y sin reír. Simplemente uno cerca del otro, cerrando los ojos y alejando los malos pensamientos. Más tarde, nos hacemos masajes uno al otro en una especie de camilla de masajes que hay en el enorme baño. La tarde se pasa volando, hasta que llega la hora de arreglarse para la cena. Me pongo http://www.polyvore.com/under_lights_tonight_you_turned/set?id=77038365 y me hago un recogido en el pelo. Cuando estoy acabando de maquillarme, Justin entra en el baño. Va con una americana, una camiseta con un dibujo que no distingo, unos pitillos y una de sus numerosas Supras.
-Estás preciosa.- me susurra y hace que se me vaya la mano, y me pinte la raya mal en el ojo. Me la retoco, y le miro.
-Ya, claro. Preciosa está cualquiera si se maquilla y se peina.-
Él chasquea la lengua, y me coge las manos, entrelazando nuestras manos.
-Tú estás preciosa de cualquier manera, Angie. Con ropa, sin ella. Cuando lloras, cuando sonríes. Cuando te arreglas, o cuando simplemente llevas un moño desordenado y tu sudadera de Obey. En pijama y con cara de sueño, o después de una noche de fiesta, cuando te quejas de que te duelen los pies. Nunca sabrás lo preciosa que eres para mi.- me dice, y yo le acaricio la mejilla cuando acaba. Sabe exactamente qué decirme para hacerme sentir especial.- Deberíamos salir ya, cielo. Si no, llegaremos tarde a cenar.
-¿Me dejas hacer algo antes de irnos?
-Claro, ¿qué?
Sonrío con malicia, y me subo a la pequeña encimera (o como se diga) dónde está en lavabo. Luego, le cojo a él de la americana, y tiro de él hacia mi. Enrollo mis piernas en él, y le miro a los ojos antes de besarle.
-Te. quiero.- susurro, sílaba por sílaba, y con lentitud. Le beso con todas las ganas que puedo. Él sigue el beso, poniendo con cuidado sus manos en mi pelo, y cuando más entregada estoy, me levanta a peso y sale del baño. Río en sus labios, y él coge mi bolso y el abrigo de encima de la cama. Aún cogiéndome, salimos de la habitación. Entramos al ascensor, y él apoya mi espalda en la pared del ascensor. Mira hacia arriba, ya que sigo con las piernas enrolladas en su cadera, y me besa. El ascensor para en la planta 10, y entran una pareja de personas mayores. Nos miran horrorizados, y algo escandalizados. Justin me suelta, conteniendo la risa, y yo me bajo de él.
-Hay que ver esta juventud...- resopla la mujer. Justin va a soltarle algo, pero yo le agarro de la mano y tiro de él hacia mi.
-Tranquilo.- le susurro, para que solo me oiga él. Salimos del ascensor, atravesamos el lujoso hall y llegamos a la calle, dónde nos espera una limusina.
Justin se adelanta, y me abre la puerta, invitándome a pasar delante. Me encanta cuando es así de caballeroso y detallista conmigo. Él ocupa su sitio a mi lado, y la limusina comienza a moverse. En la radio empieza a sonar Drunk de Ed Sheeran. Sonrío sin quererlo, acordándome de la noche de Año Nuevo, pero mi sonrisa se borra cuando me acuerdo de Harry. ¿Cuándo dejará de afectarme en las cosas menos relacionadas con él?
-I wanna be drunk when I get up, on the right side of the wrong bed.-canto yo, distraídamente, y mirando Londres de noche por la ventanilla.
-¿De verdad piensas que voy a dejarte hacer eso?- pregunta él, susurrándome cerca del oído. Yo me estremezco, su voz suena demasiado bien para ser real.
-¿Hacer qué?- pregunto, mirándole. Sus ojos caramelo están más oscuros de lo normal, no sé si porque no hay luz, o por algún otro motivo. Él se humedece los labios, mirándome.
-Dejar que despiertes en la cama equivocada.- dice él, con relación a la canción. Yo sonrío, y decido hacerle rabiar.
-¿Y quién dice que tu cama es la correcta, Bieber?
Él me mira, con una sonrisa pícara dibujada en los labios.
-Vas a arrepentirte por decir eso, Farrell.- sisea él, y se lanza directo a mi cuello. Me muerde, intentando no dejarme marcas. En ese momento, a mi me da igual, quiero esas marcas en mi cuello. Sus marcas.- Eres mía, ¿entendido? Mía.-
Yo suelto una risita ahogada, ya que sus besos en el cuello me hacen respirar entrecortadamente.
-Qué posesivo eres.- digo yo, de nuevo haciéndole rabiar. Él levanta la cabeza, lanzándome una mirada envenenada. Yo río y le acaricio la mejilla.- ¿Tenías alguna duda de que soy tuya?
-Demuéstramelo.- susurra él.
-No creo que este sea el sitio.- digo pasando una mano por su nuca.- Esta noche, en el hotel.
-Me parece justo.- dice, y me besa una mejilla.
-Señores, hemos llegado al Hakkasan.- anuncia el chófer. Justin le da las gracias, y salimos de la limusina. En el mismo momento en el que uno de mis pies toca el suelo, alguien me llama, gritando mi nombre.
-¡ANGIE!
Me giro hacia del lugar de dónde procede la voz. Me llevo una mano a la boca, e intento no emocionarme. Mi pequeño duende irlandés, Niall, viene corriendo hacia mi. Intento correr hacia él, pero con los tacones es una tarea bastante difícil. Él llega, y me abraza levantándome del suelo. Río con ganas mientras él me achucha. Cuando nos separamos, le revuelvo el pelo.
-Te echaba de menos, rubito.
-Yo a ti también, tonta.- dice él, con su sonrisa perfecta. Ya no lleva aparato.
Cuando me giro hacia Justin, veo que él ya está acompañado por Kris, Liam, y una chica que no me suena, castaña con brillos rojizos y unos ojos preciosos.
Kris me sonríe con timidez, y se acerca a mi. Antes de que pueda decir nada, la abrazo con fuerza. Ninguna de las dos puede evitar emocionarse un poco.
-Lo siento mucho, Angie. Siento todo.- susurra ella. Yo la abrazo una vez más.
-Yo también lo siento, Kris. Fui una estúpida.
-Te he... traído algo.- dice, sacando un pañuelo de su bolso. Me quita el rímel corrido, y yo a ella el suyo. Observo a mi amiga, sonriente. Lleva un vesitdo negro ceñido, un moño y unos tacones. Está perfecta. De su bolso, saca una cajita.  De ella salen dos pulseras de plata con una plaquita en la que pone KA. Sonrío, mientras ella me pone la mía, y yo la suya. Después de abrazarnos otra vez, me dirijo hacia donde están Liam, Justin, Niall y la chica.
-¿Para mi no hay nada, o qué?- ríe Liam.
-Claro que hay, Leeyum.- río, abriendo los brazos.- Ven aquí, anda.
Me da un abrazo, y luego, al separarse, se asegura de que no hay nadie cerca.
-Siento mucho lo de Harry, Angie.
-No pasa nada, está olvidado.- digo, atascándome un poco cuando digo 'olvidado' ¿Por qué parece que está olvidado cuando en realidad, no lo está?
-Angie, él no te ha olvidado. Te echa mucho de menos.- susurra.
-Liam, déjalo, por favor.- suplico, cerrando los ojos y poniéndome una mano en la sien. Intento ahuyentar el recuerdo de Harry, pero no quiere irse de mi cabeza.
-No debería habértelo dicho... lo siento mucho, Angie. No quiero presionarte, además lo has debido pasar fatal... oh Dios, me siento una mala persona.- dice, en un punto medio entre hacer un monólogo y disculparse.
-No pasa nada, Lee. Vamos con todos.
Le sonrío, y volvemos con los demás. Niall tira de mi, y me pone delante de su chica. O su amiga, o lo que sea.
-Angie, esta es Aria.- dice, sonriente.- Una... una... amiga.-
Sonrío ante la duda de mi mejor amigo, y luego intercambio dos besos con Aria.
-Encantada, Aria
-Igualmente, Angie.- dice ella, con una sonrisa amable.
Entramos al restaurante después de la presentación. Ellos van delante, y nosotras tres detrás.
-¿Y qué tal te va con Biebs?- pregunta Kris.
-¿Biebs? ¿Ahora resulta que os lleváis bien?- pregunto, sorprendida.
-Bueno, sí. He hablado con él, y me he disculpado por mi actitud. Me ha dicho que entendía que lo hice por protegerte.- dice ella, sonriente.
-A mi me parece un buen chico.- señala Aria.
-Lo es.- afirmo.
-A ratos.- ríe Kris.
-¡KRIS!- le regaño, riendo. Aria ríe conmigo.
-Bueno ¿y qué tal os va?- repite Kris, tras soltar una carcajada.
-Bien, nos va genial.
-Va a llevarte a Los Ángeles ¿no?- pregunta Aria- He oído que se lo contaba a Niall.-
-Sí, me hace muchísima ilusión. Así veré a mi madre y a Hayley, una amiga.- digo, sonriente.
-¿A Hay?- pregunta Kris.- ¡Dale muchísimos besos de mi parte!
Lo que prosigue es una noche llena de risas, conversaciones sin sentido, y demasiados platos por parte de Niall. Hacemos bromas, casi nos echan por escandalosos y a mitad de comida nos trasladan a un salón privado para que hagamos todo el jaleo que queramos. Cuando retiran los postres (de los que Niall se ha tomado tres y parte del de Liam) y la vajilla, todos nos sentamos en la mesa, Niall saca una guitarra de no sé dónde, y nos ponemos a cantar, como si fuera una hoguera en la playa, con la diferencia que estamos en un restaurante de lujo de Nueva York.
Al cabo de unas horas, los chicos hablan por un lado, y nosotras por otro.
-Y bueno, Aria ¿qué os traéis el irlandés y tú?- pregunto, dándole un codazo. Ella suelta una risita nerviosa, y sonríe timidez.
-No lo sé, lo conozco de hace unos tres días. Pero es muy simpático conmigo, me trata genial, y... me hace sentir muy especial.- confiesa ella, sonriendo.
-¡Pues lánzate!- la anima Kris, sonriente.
-¿Vosotras creéis que debería?
-¡Deberías!- chillamos Kris y yo.
Salimos del restaurante hacia la una, y tras despedidas y promesas de que volveremos a vernos, cada uno se va por su lado. Después de un trayecto en limusina en el que Justin y yo no hablamos demasiado, llegamos al ascensor del hotel, y ahí las cosas se salen de control. Me deja atrapada contra una pared, y me sonríe con malicia. ¿Éste no tenía claustrofobia?
-Me debes algo.
-No creas que lo he olvidado.- digo, recorriéndole los labios con un dedo. Él hace un intento de morderme el dedo, y a pesar de no conseguir eso, consigue ser más malditamente sexy que antes. Enrollo las piernas a su cintura, y empezamos a besarnos. Un beso, después de otro. En cada uno tengo más calor que en el anterior. Cuando ya me estoy deshaciendo de su americana, llegamos a la habitación. Abre como puede la puerta, conmigo enrollada en él, y nada más abrirla, caemos en el suelo de la habitación. Él cierra la puerta con el pie, y empieza a deshacerse de mi vestido, con rapidez. Antes de conseguirlo, me escabullo hasta la cama, dónde consigo que me siga.
-Espérame aquí.- le susurro, dejándole con un beso en el cuello.
-¿A dónde vas?
-Al baño, tengo que prepararte una sorpresa.
-No irás a huir por la ventana, ¿no?
-Claro, como estamos a no-sé-cuántos-millones-de-metros-del-suelo...- susurro, y luego río.- No, no voy a huir a ninguna parte. Tú solo espérame aquí.
-¿Vas a tardar?
-Cuanto más me retengas aquí, sí.- río. Él me hace un gesto de que me vaya, mordiéndose el labio.
Solamente sé que me espera una buena noche. 

1 comentario:

  1. Fghjdjvnskjgjmdvdfjs tú y tu adorabilidad me matáis. Gracias por la dedicatoria, no me la merezco. Te quiero un pocito muuuuucho, Farrell.
    'Kris'.

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