26.5.13

And she will be loved, chapter 51.



-Angie-
Llego al baño, y me desnudo. Saco del neceser el conjunto de lencería rojo que Justin me "obligó" a coger cuando estuvimos en casa. Sonriendo con malicia, me lo pongo y deshago el recogido que llevaba en el pelo, dejando que mi melena caiga, desordenada por un hombro. Cuando me miro al espejo, respiro hondo intentando tranquilizarme. Lo que me sorprende, es que en realidad no lo necesito, estoy tan tranquila que me parece incluso extraño. Abro la puerta, y entro en la habitación. Él gira la cabeza nada más oír la puerta, y abre la boca de par en par. Él mismo se ha deshecho ya de toda su ropa, excepto de la interior.
-Dios... mío.- dice, con los ojos como platos. Yo suelto una carcajada, y me sitúo en frente de la cama, de pie a sus pies. Como veo que no reacciona y sigue comiéndome con los ojos, carraspeo.
-¿A qué esperas?
Él me mira a los ojos, se incorpora, y se pone de rodillas en la cama justo en frente de mi, quedando a mi altura. Mi respiración se acelera cuando deja reposar una de sus manos frías en mi cintura.
-Podría estar mirándote horas. Días... meses.- suspira, cerca de mi.- Eres preciosa.-
Bajo la vista, pero él se apresura en cogerme de la barbilla, haciendo que le mire. Cuando dejo caer mis ojos en los suyos, veo que me mira con una ternura profunda.
-Eres preciosa, Angie.- repite él.- No entiendo por qué te cuesta tanto admitirlo.
-Porque las mentiras no se admiten.- susurro yo.
-Te demostraré lo preciosa que eres.- dice, depositando un beso suave en mis labios. Luego, se levanta, y me coge en brazos, rodeando la cama, y dejándome en ella con delicadeza, como si fuera a romperme. Empieza besándome la cara, los labios, los párpados, la mandíbula, la nariz, los lóbulos de las orejas. Pasa a mi cuello, a mis clavículas. Recorre el contorno del sujetador con los labios, y pasa a mi estómago, al ombligo. Va dejándome la piel de gallina por cada sitio que pasa. Me besa las piernas, y llega a los pies, dejando un beso en cada dedo, y haciéndome reír. Luego, se incorpora, y vuelve a la altura de mis labios.
-¿Sabes cuanto tiempo llevo esperando para besarte aquí?- pregunta, besándome con algo de fuerza.- ¿Cuanto tiempo llevo esperando para besar cada milímetro de tus labios?-
No contesto, pero sonrío. Le miro, y él me sonríe transmitiéndome seguridad.
-¿Sabes cuánto tiempo llevo esperando para sentir tu piel sobre la mía?- pregunta, y se deja caer con suavidad sobre mi. El tacto de su piel con la mía hace que me estremezca, a pesar de que ambos estamos ardiendo.
-¿Sabes cuánto tiempo llevo deseando que tus piernas se enreden con las mías?- pregunta, acariciándome las piernas. Suelto un suspiro, encantada con el juego. Vuelve otra vez a mi altura, y se acerca a mi oído, para susurrarme:
-Angie, ¿sabes cuánto tiempo llevo esperando para hacerte el amor?-
Esa es la gota que colma el vaso, desde luego. Me hace perderme en él, en nosotros. En sus caricias, en sus "te quiero" entre suspiros. En su sonrisa que parece deslumbrarme. En sus ojos, concentrados en mi y en cada movimiento que hago.
Y allí estamos, ambos sin ningún tipo de tejido, o distancia entre ambos. Me mira, comprobando que estoy bien. Yo estoy en el séptimo cielo, agarrada a él para no salir volando.
-Avísame... si te duele ¿vale, cielo?- me dice, y me besa antes de entrar con suavidad. Yo jadeo, y en pocos segundos el poco dolor que sentía, se convierte en placer.
Todo es muy rápido y muy lento a la vez. Muy suave, pero muy fuerte también. Pero es muy dulce, cuidadoso y en todo momento parece preocuparse por como estoy.
No se si son minutos, o horas, pero llega un momento en el que ninguno de los dos puede más, y mis gemidos se han más fuertes y claros. Clavo mis uñas en su espalda, y a la vez, llegamos a la cima de todo, intentando controlarnos. Pero no podemos.
Él me mira, jadeante y con una sonrisa. Esa sonrisa de la que me enamoré hace tanto tiempo.
-Te... qu... te amo, Angie.- susurra, retirándose y cayendo a mi lado. Yo intento controlar mi respiración, y luego, contesto:
-Yo también, Justin. Yo también.
Nos tapamos con una sábana, y me quedo profundamente dormida, en sus brazos.

Londres, a la mañana siguiente.
-Justin-
Me despierto el primero, como de costumbre. Antes de abrir los ojos, saboreo los recuerdos de la noche de ayer, uno a uno. Dentro de mi, empieza a crecer una felicidad que me hace pensar que voy a salir volando.
La estrecho entre mis brazos, emborrachándome con su inconfundible olor a frutas exóticas. Suelto un suspiro y sonrío, decidido a guardarme el momento en la cabeza. Ella se mueve, y se gira para quedar de cara a mi. Abro los ojos, y descubro que ella los está abriendo también.
-Buenos días, amor.- susurra ella, besándome la nariz. Yo sonrío.
-Buenos días, preciosa.- susurro.- ¿Has dormido bien?
-Perfectamente, supongo que del "ejercicio" de ayer.- dice, con una sonrisa sarcástica. Yo me río con fuerza, y le hago cosquillas en los costados, hasta que me suplica que pare.- Solo tengo un problema.
-¿Cuál?- pregunto, preocupado.
-Me muero de hambre.- dice, sonrojándose. Yo sonrío, y le acaricio las mejillas. Me encanta cuando se sonroja sin razón.
-Dicen que el sexo da hambre.- río yo, y me incorporo. Ella me pega en la espalda, pero suelta un gritito.- ¿Qué pasa?
-¡Joder! ¿Yo te he hecho eso?- pregunta, señalando mis hombros. Yo cojo mis calzoncillos del suelo, y me los pongo. Luego, me dirijo al espejo y veo unas marcas rojas en mis hombros. No puedo evitar sonreír.
-Ayer me arañaste.- señalo con tranquilidad.
-¿Te hice daño?- pregunta, incorporándose y tapándose con la sábana. Parece preocupada. En realidad, debería preocuparme yo de ese detalle.
-Por supuesto que no, nena.- digo, sentándome de nuevo en la cama, y acariciándole el mentón.- ¿Y yo a ti?
Ella niega con la cabeza, y yo le beso con suavidad. Cojo el teléfono de la mesilla, y pido el desayuno al servicio de habitaciones.
Nos quedamos enredados en la cama, hasta que llaman al servicio de habitaciones y ella se levanta de un salto a abrir. Antes de que pueda, la detengo cuando tiene la mano en el pomo de la puerta.
-¿Qué?- pregunta, sorprendida.
-No me gustaría que otro hombre te viera así.- susurro, señalándola. El del servicio de habitaciones llama de nuevo.- ¡Un momento!
-¿Así como?- pregunta.- ¿Llevo mal el pelo?
Va a dirigirse al espejo, pero la cojo de la muñeca y señalo, riendo.
-Estás desnuda, cielo.
Ella suelta un gritito agudo, y sale corriendo hacia el baño con una camiseta mía en la mano, y su ropa interior en la otra. Me río con ganas, y me pongo un albornoz para recibir al servicio de habitaciones. Sirvo el desayuno en la cama, y cuando oye la puerta cerrarse, sale del baño, con mi camiseta puesta. Debajo de ella, se dejan ver unas bragas amarillas... ¿con Bob Esponja estampado?
-Voy a ponerme celoso de Bob Esponja.- bufo, mientras ella se pone a mi lado y coge una taza de café. Me pega en el hombro y yo me río con ganas.
Después de desayunar, y de pasar la mañana y el mediodía haciendo el vago, pedimos también la comida a la habitación, y hacia las cuatro salimos a Heathrow, de dónde sale nuestro avión a Los Ángeles, dónde todo empezó.

-Narrador.-
-¡Liam!- exclama Kris, desde la habitación. Él sube las escaleras de dos en dos desde el salón, y llega a dónde está ella.
-¿Qué pasa, cariño?- pregunta, entrando. Se encuentra a su chica delante del espejo, vestida con: http://www.polyvore.com/dont_look_back/set?id=82969133, estirándose la camiseta un poco.
-¿Así estoy bien para ir hoy a dónde sea que vayamos?- pregunta. Él se acerca, abrazándola por detrás, y depositando un beso en su mejilla.
-Estás perfecta. Y ahora vamos, o no llegaremos para la hora de comer.-
Tirando de ella, salen de casa, despidiéndose de los padres de él. En Wolverhampton hace un día precioso, con sol y algo de calor. Se montan en el coche de él, y arrancan saliendo de la ciudad. No tardan en llegar a unos campos llenos de árboles en flor más de cinco minutos. Liam aparca, y ambos salen del coche, cogiéndose de la mano.
Él la conduce hasta debajo de un árbol enorme, dónde extiende su chaqueta y se sienta. Ella se sienta a su lado.
-¿Sabes por qué te he traído aquí?- pregunta él, mirando al horizonte.
-No, no lo sé.- dice ella. Está algo asustado, ve a su chico muy serio.
-Aquí venía de pequeño, y de adolescente cuando necesitaba pensar, en cosas importantes. Cuando me echaron de Factor X la primera vez, incluso dormí aquí una noche. El otro día vine, cuando me fui de casa supuestamente a comprar.- explica él.
-¿Y en qué... pensaste?
-En ti, Kris.
-¿En mi?- pregunta ella, mirándolo.
-Sí. En lo importante que eres para mi, lo mucho que te quiero. Lo muy enamorado que estoy de ti. Sé que es muy pronto, que ni siquiera llevamos un año juntos, pero necesito pedirte eso.- dice él, mirando al suelo algo avergonzado. Luego, levanta la vista y ve que Kris lo mira con interés, y algo de miedo.- ¿Querrás...casarte conmigo... algún día?-
El mundo se detiene para Kris. Lo mira, totalmente anonadada. ¿Su chico, su Liam, el hombre de sus sueños... le acaba de pedir un adelanto al matrimonio, o algo así? Se lanza encima de él, y ambos acaban tumbados a los pies del árbol.
-¡Me has dado un susto tremendo, imbécil!- chilla ella.- ¡Creía que era algo malo!-
Liam ríe, ante la reacción de su novia. Luego le da un beso en los labios, y al acabar la mira con intensidad.
-¿Cuál va a ser su respuesta?
-En un años, Liam, cuando acabe la carrera... Me casaré contigo.- susurra ella.
Su promesa sigue en pie, sellándose a base de besos: siempre.

Muchísimas gracias por leer esta novela, de verdad <3 Espero que el capítulo os haya gustado jijijiji. Os quiero mucho ¿sí? xxx.

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