22.3.13

And she will be loved, chapter 40.


-Angie.-
Llueve en Londres. Corro, intentando no mojarme, ya que no llevo paraguas. Mi reducida inteligencia me ha impedido coger un maldito paraguas al salir de casa. No llegaré jamás a tiempo. Tengo que estar a las 11 en un edificio a cinco minutos de aquí, pero con este aguacero, me costará por lo menos veinte. Y son menos cuarto pasadas. Kris me matará cuando le diga que no llegué a la entrevista para que me cogieran en Lights, la revista del momento. Ella tiene su entrevista por la tarde. A pesar de que ambas tenemos 17 años, nos dijeron que podían cogernos en periodo de pruebas para cualquier puesto, dependiendo de nuestras habilidades, y yo que soy tan lista y puntual, ¡voy a perder esa maravillosa oportunidad!
Me paro y apoyo la espalda contra una pared, para evitar mojarme. Suspiro, y miro la hora de nuevo. No llego ni de coña.
Un Ferrari blanco derrapa llegando a la calle principal, provocando que algún que otro conductor normal le grite algo, o toque el claxon. Yo miro el coche, casi con indiferencia. La persona que vaya ahí dentro posiblemente sea rica, con mucha fama, y se lo tendrá muy creído. No tendrá más de 20 años, por su forma de conducir, sin ningún cuidado. Será alguien como...
-¡Eh, Farrell! ¿Te llevo?
No me lo puedo creer. El Ferrari blanco está estacionado a pocos metros de mi, con una ventanilla bajada. Dentro, hay un chico rubio, con los ojos dorados. Estoy empezando a pensar que Justin Bieber me acosa.
-¡Ni lo sueñes, Bieber!- grito, haciendo que me duela la garganta.
-¡No seas cría, está lloviendo y no tienes paraguas!
-Prefiero mojarme antes que entrar en tu maravilloso Ferrari.- le bufo, entre gritos. Él niega con la cabeza.
-Angie, entra en el coche.
-No.
-¡Que entres en el maldito coche, voy a llevarte a dondequiera que sea que vayas!- grita, pegando un golpe al volante. Gruño, y decido aprovecharme de él y meterme en su coche. Cruzo la acera corriendo, y me meto en el coche, en el asiento del copiloto.
-¿Dónde te llevo?- pregunta, sonriente. Yo le dirijo una mirada de odio, y le digo la dirección. A medida que nos vamos acercando, mi enfado se va pasando. La verdad es que a pesar de la rara coincidencia de que haya aparecido de improvisto, no puedo reprocharle nada. Después de como le traté ayer, me está llevando en su coche, permitiendo que moje su precioso coche con mis pies mojados.
Para justo delante del edificio, y me da un paraguas plegable que lleva en la guantera.
-Así luego al volver ya no te mojarás.- dice, sonriendo de una forma encantadora. No puedo evitar sonreírle de vuelta.
-Eh... gracias Bie... Justin.
-No hay de qué, Angie. Ya nos veremos.
Le dirijo una última sonrisa, y abro la puerta. Luego abro el paraguas, y corro hasta la puerta. Subo al ascensor corriendo, y llego a la planta 17. Me acerco hasta un mostrador, dónde hay una chica con 43457029703295790 teléfonos. Justo encima de ella, en la pared de atrás, se lee en letras gigantes: Lights.
-Disculpe...- le digo. Ella me mira.
-¿Eres Angela Farrell?- espera mi respuesta, por lo tanto asiento.- Llegas a tiempo, pasa a la sala 1. Te espera allí.
Asiento de nuevo, y corro hasta una sala con un 1 brillante en la puerta. Llamo, y oigo un "adelante" desde dentro. Me recoloco el pelo, y entro.
Una mujer con el pelo negro, teñido por supuesto, me espera sentada en una silla de despacho. Levanta la vista, y me dirige una sonrisa. Se levanta de la silla, y extiende la mano para que se la estreche. Lo hago.
-Así que tú eres Angela Farrell, ¿no?
La entrevista dura casi una hora y media, en la que simplemente charlamos de mi vida en general, de la suya, y de mis aficiones. Ella va tomando notas de vez en cuando. Al acabar, sonríe, satisfecha de su trabajo.
-Bien, Angie, sé perfectamente dónde voy a ponerte. Vas a ser del apartado de Música. Escucharás los últimos éxitos, ayudarás en nuestra emisora de radio, y simplemente ayudarás a los profesionales de la revista. Llamaré a alguien de ese apartado para que te muestre todo.
Llama por teléfono a una tal Alessandra, que resulta ser una chica italiana. Juntas, nos vamos al apartado de Música, y me enseña todo aquello.
Alessandra resulta ser de Roma, y acabó la carrera de Periodismo hace relativamente poco. Conectamos de inmediato, ya que nos interesan las mismas cosas, y es una chica muy viva y sonriente.
Al salir de la revista, después de que Alessandra me enseñe todo, llego hambrienta a un restaurante de comida rápida saludable (sí, eso existe) Mientras devoro una ensalada, me llega un WhatsApp de Harry.
H: Hooooola, pequeña. Siento no haberte contestado antes, los imbéciles estos me secuestraron el móvil. ¿Qué tal la entrevista? 
A: ¡Amooor! No pasa nada, tranquilo. Pues muy bien, ya tengo "trabajo" 
H: ¿En seeerio? ¿De qué?
A: De ayudante en el apartado de música.
H: Oh, no. ¿Les contaras mis secretos oscuros?
A: Todos sin dejarme ni uno MUAJAJAJAJAJAJJAJAJAJA.
H: ¿Cómo lo mucho que te gustan mis besos en el cuello?
A: Ay, shhh, tonto.
H: En 119 días tendrás tus besos en el cuello.
A: Yo quiero más cosas que solo besos en el cuello...
H: Las tendrás, pequeña.
Acabo con la ensalada, y vuelvo a casa. Harry se va a ensayar, así que me abandona vía WhatsApp. Al llegar, me tumbo con tranquilidad en mi cama, sumiéndome en un profundo estado de aburrimiento. Mi móvil vibra de nuevo. ¿Harry? No, está ensayando. ¿Kris? No, está en la entrevista. ¿Nicole? No, tenía ensayo de baile. ¿Eleanor, quizás? No, creo que está estudiando. Abro el WhatsApp, intrigada.
J: ¿Llegaste bien a la entrevista? ¿Qué tal fue?
Observo algo intranquila que el que me escribe es Justin. Decido contestar, al fin y al cabo me ha hecho un favor.
A: Sí, llegué bien. Ya tengo "trabajo"
J: ¡Genial! ¿Se puede considerar que eso es gracias a mi?
A: Noooo, es gracias a mi encanto natural, a la directora le he encantado.
J: En el fondo es gracias a mi. Si no llega a ser por mi, no llegas a la entrevista.
A: Si te hace ilusión...
J: Muchísima. No sabes cuanta.
A: En ese caso, sí Justin, fue gracias a ti.
J: ¡LO HAS DICHO!
A: Me has presionado.
J: Lo que tu digas. ¿Qué estás haciendo ahora?
A: Aburrirme muchísimo.
J: ¡Vente conmigo!
A: Justin...
J: A ver, conmigo, con Fredo y con Ryan. Creo que Fredo quiere darte una paliza en la xBox.
A: Dile que se prepare para perder, llegaré en media hora.

-Justin-
Pego un salto al leer su último mensaje.
-¡TÍOS!- grito, y ellos se giran hacia mi.- ¡VIENE ANGIE!
-¡No jodas!- exclama Ryan.- ¿Cómo lo has conseguido?
-No tengo ni idea.- admito, y ellos ríen. Nos dedicamos a dejar ordenada la habitación, preparar la xBox, y pedir patatas, gominolas y todo tipo de dulces al servicio de habitaciones. Justo cuando terminamos, llaman a la puerta. Fredo y Ryan me sonríen, dándome ánimos. Voy hacia la puerta, cojo aire, y abro. Y allí está ella, perfecta como siempre. Tiene una sonrisa burlona en los labios, que parece decirme "Eh, Bieber ¿qué pasa? ¿Pensabas que no vendría?" Mi mirada se posa en sus labios, y me recuerdo a mi mismo con masoquismo el beso que nos dimos hace un año. Ese jodido beso. Aún duele.
-¿Puedo... pasar?- pregunta con timidez. Me hago a un lado, y dejo que pase. Oigo los gritos de Fredo que la reciben, y las paridas de Ryan. Cierro la puerta, sin poder parar de sonreír como un auténtico subnormal.
Me siento en el sofá de tres plazas con Fredo y Ryan, dejándola a ella sin sitio, y algo atónita. Comenzamos a reírnos.
-Ah, muy bonito me parece esto, eh.- refunfuña.- ¿Soy la invitada, y me dejáis sin sitio? Que poca educación...
-Sitio tienes, Angie.- ríe Fredo, señalando sus piernas, las de Ryan, y las mías. Ella suelta una carcajada jodidamente preciosa.... ¿y qué cojones estoy diciendo? ¿Desde cuando una carcajada es preciosa? Madre mía, esto es malo. Muy malo. Lo peor (o quizás lo mejor) es que Angie se acerca a mi, y se sienta en mis piernas. Por un momento, es como si nada hubiera cambiado, y todo adquiere sentido cuando enrollo mis brazos alrededor de su cintura. Solo me interesa ella, al fin cerca de mi, ¡y por voluntad propia!
Alfredo le pasa su mando a Angie, y la desafía con la mirada.
-Prepárate para perder, Farrell.- gruñe.
-Yo nunca pierdo.- ríe ella.
La partida comienza, y Angie juega con ventaja. Se nota que ha practicado muchísimo conmigo... a la xBox, digo. Ryan vitorea y se ríe de ambos, mientras Fredo y Angie miran a la pantalla muy concentrados.
Última ronda, y Angie va ganando, para desgracia de Fredo.
-¡GANARÉ!- grita ella. Fredo chilla para desconcentrarla, pero ella es imparable. Va a machacar a Fredo. Quedan tan solo treinta segundos.
-¡Vamos Angie! ¡Lo tienes, lo tienes!- exclamo, animándola.
-¿Y yo qué, Bieber?- solloza Fredo, de broma. Yo río.
-Tú a perder y a callar.- le espeto. Angie gana, y salta de encima de mi. Yo me levanto de un salto, y la abrazo con fuerza, riendo. Fredo finge un llanto en los brazos de Ryan, que se ríe sin ningún tipo de control. Angie coge un paquete de Oreos de la mesa, y se lo lanza a Fredo bajo la excusa de "premio de consolación" Si no fuera porque el lugar donde lo lanza es excesivamente doloroso, a Fredo le habría hecho mucha ilusión.
Cuando conseguimos tranquilizarnos, nos sentamos en el suelo, y comenzamos a charlar con tranquilidad.
-¿Vendrás al cumpleaños de Bieber, Angie?- pregunta Ryan, devorando unas Lays de cebolla.
-Es el 1...- empiezo, pero ella me interrumpe.
-El 1 de Marzo, lo sé.- continúa ella, sonriendo.- Pues no sé, si me invitas supongo que ahí estaré.-
-¿Bromeas?- digo, sonriendo como un crío.- ¡Estás invitadísima!
-¿Y qué haremos?- pregunta.
-Ir a cenar, y luego a la discoteca.- explico.
-¡PARTY HARD!- grita Ryan.
Seguimos riéndonos de cosas sin sentido hasta que decidimos pedir algo de comida al servicio de habitaciones. Pedimos pizza, por no complicarnos. Fredo le abre la puerta a la camarera al ritmo de "Forget about your boyfriend, and meet me at the hotel room." A la pobre chica le falta tiempo para darnos la pizza y salir corriendo. Fredo finge otro llanto en un rincón mientras Ryan, Angie y yo nos reímos de él. Después, volvemos a hablar de mil cosas, hasta que ella anuncia que tiene que irse, y la acompaño hasta la puerta.
-Bueno, pues... ya nos veremos.- dice ella.- Aunque no se cuando, como Kris se entere que he estado aquí me mata.
Yo río, y luego la miro fijamente,
-¿Quieres que mañana quedemos para cenar?
-He quedado ya con Kris y Nicole, lo siento.- suspira.- Pero pasado mañana, me paso por aquí antes de que vayamos a cenar y estamos un rato juntos.
-Vale, perfecto.- sonrío. Ella me da un beso en la mejilla y acto seguido se abraza a mi como una niña pequeña. Como mi niña pequeña. Como antes, como siempre. El abrazo me sabe a poco, pero lo oculto, lo último que necesito es fastidiar todo. La sigo con la mirada hasta que entra en el ascensor y desaparece.

-Narrador-
-Boston es precioso, ójala estuvieras aquí.- susurra Liam, mirando por la enorme ventana de su habitación.
-Me encantaría.- dice Kris, sonriente, mientras se abraza a un cojín. Pone el teléfono más pegado a su oreja, intentando reducir la distancia entre él y ella.
-Cuando vuelva a Londres, te llevaré lejos. Muy lejos.- promete él, deseando poder abrazarla, deseando volver a Londres.
-¿Y a dónde me llevará usted, señorito Payne?
-Donde nadie pueda encontrarnos, señorita Payne.- dice él, y sonríe. Kris le imita, a pesar de que tiene un nudo en la garganta que amenaza con acabar en forma de lágrimas. Le echa de menos.
-¿Amor? ¿Estás bien?- pregunta Liam, preocupado. Kris suspira, reprimiendo un sollozo.- ¿Estás llorando?
Es la gota que colma el vaso, y lo que hace que se desaten las lágrimas de ella.
-Lo... lo siento Liam.- dice ella, tratando de calmarse.- Es que te echo tanto de menos...
-Y yo también, cielo. Pero estaré ahí pronto, estaré de vuelta por ti.- promete él, y ella se seca las lágrimas.- Ahora tengo que irme, hablamos por skype luego, ¿vale?
-Vale, te quiero.
-Te quiero más.- dice él, y cuelga.
Ella se separa el móvil de la oreja, se seca más las lágrimas, y en ese momento, oye la puerta principal.
-¡Ya estoy en casa!- grita Angie, dejando el abrigo en el perchero de la entrada. Kris baja las escaleras, y la sigue hasta la cocina.
-¿Dónde estabas? Estaba preocupada.
-Pareces mi madre, Kris.- protesta Angie, sirviéndose zumo en un vaso.- Tenía el móvil encendido, podrías haberme llamado.
-No quería molestar...- dice Kris.- ¿Y dónde estabas?
Angie bebe un trago de zumo, dándose unos segundos de oro para pensar una excusa creíble.
-Eh... estaba con Alessandra, una chica de mi sección de la revista. Por cierto, ¿en qué sección te han puesto?- dice, cambiando de tema.
-En moda, ¿y a ti?
-En música.
-¿Y qué hacías con Alessandra?- pregunta Kris, recuperando el tema inicial.
-Estábamos en una cafetería por ahí, tomando algo.
Kris asiente, aunque no se cree una palabra. Espera de verdad que Angie no haya estado con quien cree que ha estado. Espera que su amiga tenga más cabeza, como para quedar con el famosísimo Justin Bieber.

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