8.2.13

And she will be loved, chapter 27.


-Angie-
Llevo casi una semana y media en Los Ángeles, y aun no he visto a mi madre. En cierto modo, da lo mismo, porque Hayley es la prioridad. Duermo en su casa, o más bien, observo su sueño, e intento tranquilizarla cuando se despierta llorando la ausencia de su madre. Está siendo muy duro, incluso para mi.
Nos despertamos en día del funeral de Rosie. Ambas nos vestimos de negro, de luto. Siempre me ha gustado llevar negro cuando visto, pero hoy preferiría llevar cualquier color, excepto este. Llevar negro en un funeral es como aceptar que te hundes. Aunque es cierto también, ¿qué puedes hacer si no?
Entramos en el coche del padre de Hayley, Nicholas. Su padre tiene aún peor cara que mi mejor amiga. Parece haber envejecido diez años en escasos días. Lleva un traje negro, y su expresión no trasmite más que dolor. Un dolor profundo. Mi amiga Hayley lleva el pelo recogido en un moño alto. El otro día le teñí el pelo de nuevo en casa, ya que tenía las raíces bastante descuidadas por el estrés, y por la pérdida de su madre.
Llegamos al cementerio, dónde está la familia, y nos unimos a ellos. El sacerdote comienza a dar un discurso sobre la vida y la muerte, y a regañarnos con que debemos disfrutar de la vida, y no se qué.
No le presto mucha atención. Mi cabeza viaja entre mis recuerdos. Mis recuerdos con Harry, con Hayley, con Nicole, con Chris, con Niall, con Louis, con Liam, con Zayn... y con Justin. Pienso en el chico de los ojos dorados y en lo mucho que ha cambiado todo. No tengo idea de en que punto está nuestra amistad. Tan pronto nos odiamos, como nos queremos.
Levanto la cabeza del suelo, aún pensando en él. Lo que veo, acto seguido parece un espejismo por las muchas noches casi sin dormir. Pienso que me estoy volviendo loca.
Justin Bieber está en el funeral de Rosie, con dos tíos corpulentos cubriéndole las espaldas. Es el. Estoy segura. Reconozco esa pose, ese pelo. Esa sonrisa. E incluso esas gafas de sol. Va con Supras, a pesar de ir trajeado.
Le miro con poco disimulo, y él me sonríe como burlándose de mi expresión. Agita la mano con disimulo, para saludarme. Yo sigo con la mandíbula desencajada.
Entierran el féretro de Rosie, y Hayley se echa a llorar de nuevo. La abrazo, con fuerza, al igual que su padre. En cuanto los familiares comienzan a darles el pésame, y veo el momento de separarme un poco de ellos para darles intimidad, voy a ver a Bieber. Él me sonríe.
-¿Se puede saber qué haces aquí?
-Hola, Angie. Yo también me alegro de verte.- le miro, esperando una respuesta. Él resopla.- Tenía que venir a Los Ángeles por trabajo, antes de Navidad, y como los chicos de 1D me contaron lo de Hayley, he venido al entierro a darle mi apoyo. Al fin y al cabo, me ayudó a salvarte, y le tengo mucho cariño. Y tú, ¿cómo estás?
Yo suspiro, y miro al suelo. Él me abraza.
-Mal. Muy mal. Llevo unas cuatro noches sin dormir, velando por el sueño de Hayley, y está siendo muy duro para mi también. Crecí con Rosie, mi madre me dejaba con ella cuando no podía cuidarme por trabajo.
-No pasa nada, Angie. Estoy aquí.
Le abrazo también, y considero que esto significa que volvemos a ser amigos. Me pierdo en su olor.
-Vente a comer conmigo.
-No puedo, Justin... Tengo que ir con Hayley.
-Oh, tonta. Llevas con ella muchos días, no creo que le importe que comamos juntos.
Caminamos juntos, y al fin, Justin se acerca a Hayley y Nicholas, y les da su pésame. Abraza a Hayley, como si fueran amigos desde siempre. Luego le dice algo al oído, y ella asiente. Justin coge mi mano, y corremos. Por un cementerio. Esto es raro. Salimos de la concentración de lápidas, y entramos en su coche. La última vez que monté allí estaba inconsciente y me llevaba al hospital después de lo de Chris. Y la anterior vez, poníamos rumbo a una playa para besarnos al rato. No sé que pensar si me monto.
Cuando estamos dentro, mi móvil suena. Justin me mira raro.
-¿Sí?
-Hola, mi vida. ¿Qué tal el funeral?
-Hola, Harry. Pues bueno... duro. Triste. Ya sabes, un funeral- digo yo.
-¿Qué haces ahora?
-Pues resulta que el famosísimo Bieber ha aparecido, y vamos a comer juntos. Necesito irme un poco del lado de Hayley.
-Perfecto, dile que te cuide o le pego- ríe Harry.
-¿No... no te importa?
-Para nada. Me fío de él. Y confío en ti. Sé que no va a pasar nada, y tu necesitas respirar un poco de aire de ciudad.
-Eres el mejor, cielo.
-Lo sé.
-Flipado de mierda- le espeto.
-Te encanto.
-Eso también. Te echo mucho de menos.
-Yo igual, pequeña. Queda menos cada día que pasa, para verte.
-Tengo que colgar, Harry. No quiero que la llamada te cueste mucho... hablamos por skype ¿sí?
-Esa no es una buena excusa, amor- ríe él.- Pero vale, esta noche hablamos. Te quiero mucho.
-Te quiero.
Cuelgo, y Justin ríe, mientras mira a la carretera.
-¿Ya tenéis fecha para la boda?- bromea, con ironía.
-Imbécil- le regaño, y le pego en el hombro.
-¡Os llamáis todos los días!
-¿Y tú que sabrás, Bieber?- le espeto, riendo.
-¡Me lo imagino!
Acabamos riendo como dos imbéciles. Me abro la americana negra que llevo, que deja a la vista una camiseta con bordados. Así estoy formal, pero no demasiado. Me suelto el moño que llevaba, como Hayley, y libero mi pelo. Justin sonríe de nuevo.
-¿Dónde piensas llevarme a comer?
-A un restaurante elegante, sería raro llevarte al McDonald's así.- señala mi atuendo. Yo le pego, de nuevo.
-¿Cómo esperas que me vista, Bieber? ¡He estado en un funeral!- él ríe ante mi reacción, y pone la radio. Up All Night, de mis chicos llena por completo el Ferrari de Justin. Yo sonrío, y él se pone a cantar. Luego, al acabar, ponen Out Of Town Girl. Justin pone cara de sorpresa.
-Pero... ¡pero si soy yo! ¡Soy famoso!
-Lo que eres es tonto.- río yo.
-¡ALL YOU GOTTA DO IS SWAG, SWAG, SWAG!- grita él. Yo no puedo parar de reírme.
Llegamos al centro de Los Ángeles, y Justin se las ingenia para aparcar en la puerta del restaurante. Suertudo de mierda. Bajamos del coche, y nos dirigimos a Tundra, un restaurante de lujo. Un camarero nos pone en una mesa asilada del resto con biombos. Nos sentamos, algo incómodos. La situación no es que sea muy normal. Abro la carta con un carraspeo, y finjo mirar lo que pone. La verdad es que me dedico a mirar a Justin a escondidas por encima de ella.
-¿Ya lo has decidido?- pregunta, cuando me caza mirándole. Yo me sonrojo, y asiento. - ¿En serio? ¿Acaso sabes alemán?
Le miro con cara rara, y al bajar la vista veo que efectivamente, mi carta está en alemán. Nos quedamos mirándonos unos segundos, pero acabamos riéndonos como dos imbéciles. Él pide una carta en nuestro idioma, o algo entendible, y al final me decido. Pedimos pasta. Bien, estamos en un restaurante de lujo, y nosotros pedimos pasta. No tenemos remedio.
-Bueno... ¿si te pido disculpas servirá de algo?- pregunta.
Yo le miro a los ojos.
-La última vez que me pediste disculpas acabamos peor de lo que estábamos. Así que simplemente mírame a los ojos y dime que no vas a volver a ser tan capullo.
Él me mira, y sonríe.
-Angie, la gente cambia. Sabes que siempre seré tu Justin, ese niño con el flequillo a un lado que te quería con toda su alma. Pero una parte de mi ha cambiado, y soy un poco capullo. Pero este nuevo Justin te sigue queriendo como siempre, o mas, porque ya sabe lo que es perderte y no quiere volver a experimentarlo.-
Yo alargo el brazo, y le acaricio la mejilla. Él sonríe.
-Te estás volviendo una sentimental, Farrell. ¿Styles te lo ha pegado?
Yo le pego una bofetada suave, mientras río. Él ríe conmigo. Nos traen la pasta, y comemos mientras él me cuenta que hará por Navidad, y yo le cuento mis planes.
-Y el 28 cojo un vuelo Los Ángeles - Heathrow, y pasaré el año nuevo en Chesire, con Harry.- añado yo, mientras devoro el último espaguetti.
Él sonríe, acabando con su plato de pasta.
-Mi enana se ha hecho mayor, tiene novio, y se va a su casa.- se burla él.
-Cállate, imbécil- río yo.
-Acuérdate de la protección- canturrea.
-¡Pervertido!- río, lanzándole la servilleta.
Se ríe de nuevo, pero para en seco.
-Hacéis muy buena pareja, Angie.- sonríe él, con sinceridad. Rastreo sus ojos en busca de algún rastro de burla o ironía, pero nada. Solo su sonrisa perfecta.
Pedimos un postre para compartir, que devoramos en pocos segundos. Se ríe cuando me mancho los labios de chocolate, y cuando casi me mancho la americana. En definitiva, es una comida perfecta.
 Luego, me lleva hasta mi casa en coche.
-Bueno... ¿cuando te veré?- pregunta él.
-El 12 de Enero, cuando volvamos a Believe Tour.
-Pues hasta entonces, enana.
Me besa la mejilla, y yo entro en casa. Se respira la Navidad en el ambiente.

Noche de Navidad.
Me observo una vez más al espejo, antes de bajar las escaleras que me conducen a la cena familiar que mi madre ha montado en el salón.
Llevo un vestido beige, con bordados negros, y escote en forma de corazón en la espalda. Lo compré hace poco con Hayley, uno de los días en que conseguí sacarla de casa. Llevo el pelo recogido en una trenza.
Mi móvil empieza a sonar, y lo cojo, casi nerviosa.
-¿Sí?
-Hola, mi vida. Feliz Navidad.
Sonrío, al oír la voz de Harry al otro lado de la línea.
-Hola, amor. Feliz Navidad. Ya he felicitado a Louis por su cumpleaños- sonrío.
-Yo también, está emocionado con sus 20 años.- ríe él, entre dientes.
-Es muy tonto. No madurará jamás.- río yo.
Harry empieza a tararear All I Want For Christmas Is You, de Mariah Carey, y yo sonrío aún más.
-Make my wish come true, baby all I want for Christmas, is you.
-Te quiero- suspiro.
-Y yo, pequeña. No puedo esperar más. Quiero besarte ya.
-Paciencia, Harold. En pocos días me tienes ahí.
-¿A qué hora llega el vuelo?
-A las ocho de la tarde, horario de allí.
-Estaré en el aeropuerto desde las seis- afirma él.
-Las fans te comerán.
-No. Tú me comerás.- susurra.
-Oh, ¿vas a obligarme?- pregunto, sarcástica.
-Lo harás por voluntad propia.
Río, y oigo a mi madre llamarme.
-Tengo que colgar, cielo. Te quiero.
-Vale, te quiero.
Me echo un último vistazo, y asiento. Bajo las escaleras con mis maravillosos tacones de casi diez centímetros. Toda mi familia está abajo. Mi abuelo Tom, mi abuela Mery, mi tío John, mi tía Destiny, mi prima Elisabeth. Usher también está ahí. Mi tío Lorenzo, mi tía Bethany, mi prima Claudia, y mi primo Paul. Hay varias amigas de mi madre pululando por ahí.
Mi prima Elisabeth es la primera en echarse encima de mi.
-¡ANGIE!
La abrazo riendo, pues estamos a punto de caernos al suelo las dos. Elisabeth tiene un año menos que yo. Es rubia oscura, con los ojos entre el verde y el azul. Siempre he envidiado sus ojos.
-¡LIS!- grito yo. Siempre la he llamado así, Elisabeth es muy largo.
-¡TIENES QUE PRESENTARME A ONE DIRECTION!- grita ella, mientras yo sigo riendo. Asiento y ella aplaude, entusiasmada. Mi primo Paul se acerca y me da dos besos. Claudia está hablando animadamente con mi tío John, así que no me hace demasiado caso. Nos sentamos a la mesa, todos juntos.
-¡Bueno, Angie!- exclama mi abuelo- ¿Qué tal te ha ido el año?
Suspiro. Mi año ha sido todo lo raro que puede ser. Me besé con Bieber, me ignoró por culpa de Jasmine, me lié con Chris, luego me fui a Believe Tour y conocí a cinco chicos que me han cambiado la vida. Casi me violan, he perdido la virginidad, y me he enamorado.
-He tenido un año... intenso.- río yo.
-¿Y eso, cielo?- pregunta mi tía Destiny, mientras se sirve unas patatas asadas.
-¡Angie está enamorada!- chilla mi prima Claudia. Toda la mesa me mira.
De pronto, y salvándome de cualquier tipo de comentario, llaman a la puerta, y me levanto.
Aún con las mejillas sonrosadas, me acerco a la entrada. La persona que está en la puerta es una de las últimas a las que esperaba encontrarme.

1 comentario:

  1. pobrecita hayley me da mucha pena.. pero me consuela que angie halla comido con justin jejeje un besito sube pronto

    ResponderEliminar