23.2.13

And she will be loved, chapter 33.


 -Angie-
Comemos los ocho, bajo los efectos de la resaca. Niall, que era el que peor iba ayer, está perfectamente, mientras devora toneladas de comida.
-¡No lo entiendo, Niall!- suspiro. A mi me duele la cabeza ligeramente.- ¿Eres inmune al alcohol, o algo así? ¡Ayer bebiste mucho!
-Niall no tiene resaca. Nunca.- me explica Zayn, y acto seguido le da un sorbo a su refresco. Niall ni si quiera me contesta. Sigue a lo suyo, comiendo.
-Yo en cambio estoy que no puedo con mi alma.- resopla Kristen, enterrando la cabeza entre los brazos. Liam ríe, y le acaricia el pelo. Kristen bufa, supongo que el dolor de cabeza le molestará bastante.
Harry, sentado a mi lado, tiene cara de sueño. Me da que hoy va a ser un día de dormir, descansar y poco más. Todos excepto Niall, estamos bastante tocados.
Acabamos la comida, y volvemos al hotel. Cada uno a su habitación, a reposar lo máximo, hasta la cena.
Harry y yo nos vamos a la habitación. El dolor de cabeza ha ido haciéndose más grande y molesto a medida que avanzaba la comida, así que me tiro de cara a la cama. Harry enta y cierra la puerta detrás de él. Se acerca riendo a mi, y se sienta a mi lado en la cama.
-¿Qué pasa, pequeña, ayer te pasaste bebiendo?- dice en mi oído, con algo de burla en su tono de voz. Yo levanto la cabeza de la almohada, y le miro con odio.
-Cállate, Harold.- le bufo. Él ríe de nuevo, y me muerde la oreja.
-Te recuerdo que me debes algo...
-No, ayer dijiste que no tenía que compensarte.- río yo, orgullosa de poder pagarle con su misma moneda. Él gruñe algo incomprensible, y yo río con ganas, a pesar de que el dolor de cabeza me martillea las sienes. Me levanto, cansada, y cojo mi neceser de la maleta. Cojo una aspirina, y me la tomo, mezclándola con agua.
-Te prometo que si me despierto con menos dolor de cabeza, te compenso.- susurro. Lo último que oigo, antes de dormirme, es su preciosa risa. Siento un beso en la mejilla, y sonrío.
En mis sueños, se mezclan mis recuerdos y la fantasía. Mi cabeza rememora el día en que Bieber y yo nos besamos, hace casi un año. Mi cerebro no para de recordarme el tacto de sus labios contra los míos, sus manos en mi cintura, y lo especial que me hizo sentir ese beso. Todo ha cambiado mucho desde entonces. Me acuerdo de lo muy enamorada que estuve de él, y lo mucho que me hizo sufrir su desaparición de mi vida. Entonces, empiezo a recordar sin quererlo, todos los malos momentos con él. Su mala actitud conmigo, mi miedo a que me tocara. Pero de pronto, así como así, Harry aparece en mis sueños, apartando las malas sensaciones. Las tres veces que nos hemos acostado aparecen en mi mente, y me hacen tener ganas de una cuarta vez. Sus besos, su manera de sonreír cuando me llama "pequeña". Su risa, sus ojos. Sus hoyuelos adorables al sonreír. Despertarme abrazada a él. La sensación de seguridad que me da tenerlo cerca. Lo insoportable que fue ese mes lejos de sus besos. Mi llegada al aeropuerto, y nuestro reencuentro. La Unforgettable Suite. Nueva York a lo lejos. El jacuzzi. La familia de Harry, él y yo, cenando juntos, como una familia. En mis sueños aparece un niño con el pelo corto y marrón, del mismo tono que el mío, y los ojos verdes de Harry. Parece ser... nuestro hijo. A su lado, hay un bebé con el pelo rizado como él, y mis ojos. Nuestra hija.
Alguien me zarandea, devolviéndome al mundo real. Abro los ojos, y me encuentro a Harry, que me mira con preocupación.
-Angie ¿estás bien?
No entiendo por qué me lo pregunta. Me doy cuenta que tengo la cara mojada. He llorado en sueños.
-Pequeña, ¿qué te pasa? Por favor, me estoy preocupando.- pregunta de nuevo, con preocupación en su tono.
-He... he tenido un sueño.
-¿Era malo?- pregunta él, acariciándome un brazo.
-No. Era... muy bueno.
-¿Y por qué lloras, tonta?- dice él, algo más tranquilo.
-Creo que son lágrimas de felicidad.
-¿Y eso?
-He soñado con nuestros hijos.- suspiro, feliz. Una enorme sonrisa ilumina el rostro de Harry, y sus hoyuelos se marcan, con rapidez.
-¿Cómo eran?- pregunta él, sonriente.
Le describo los dos niños que han salido en mis sueños. Él escucha atento.
-Me gustaría llamar al niño Jason, o Robert.- suspira él, sonriente.
-Jason Styles. Me gusta.- sonrío yo.- La niña se llamaría Laura.
-Laura Styles. Suena muy bien...- dice él, besándome la mejilla.- Por cierto, ¿qué tal tu cabeza?
-Mucho mejor. Ya no me duele.- sonrío.
-Pues tengo una muy buena idea. Espérame.
Se levanta, y oigo como abre varios grifos del baño. Creo que está llenando la enorme bañera de porcelana que hay en el baño. Sonrío, feliz. Espero hasta que cierra los grifos, y me levanto de la cama. Harry está ya sin camiseta, y probando en agua, metiendo la mano. Sonríe, satisfecho.
La bañera está de un color azul turquesa, así que cuando él se desnuda, y se mete en ella, no puedo ver a través del agua. Supongo que ha echado algún aceite, o algo así. Me observa, expectante. Yo sigo con toda la ropa puesta. Me quito el jersey, los pantalones, y la camiseta que llevo debajo, ante la mirada y la sonrisa hipnotizante de Harry. Me quedo en ropa interior, de la que me deshago lentamente, para hacerle sufrir. Luego, me deslizo dentro de la bañera, con él. Me siento entre sus piernas, y suspiro, sonriente. Mi espalda está contra su pecho mojado. Los dedos de Harry recorren mis brazos, desde mi hombro hasta la muñeca, y luego se deslizan hasta mis caderas, trazando círculos. Luego, aprovecha tener sus manos en mi cadera para poder pegarme un poco más a él. Un suspiro contenido se escapa entre mis labios, cuando noto sus labios recogiendo gotas de agua que hay en mi cuello. Me desconcentran sus labios en mi cuello, y me estremezco cuando noto sus manos deslizándose por mis piernas, y mis muslos. Lo único que oigo es mi respiración acelerada, su respiración serena, y el agua. Mis mejillas se sonrojan, y él se apresura en besarme la mandíbula. De un rápido movimiento, me deja debajo de él, y me besa con fuerza. Respondo, de buena gana. Sus labios abandonan los mios, y recorren mi cuello, pero para ello debe sumergirse un poco en el agua. Luego suben hasta mi oreja, y susurra:
-Te quiero.
-Yo más, seguro.- digo, sonriente.
-Déjame demostrarte que no.
-Hazlo. Demuéstramelo.- le incito. Él sonríe, y alcanza un envoltorio plateado, del que saca un plástico que se coloca en el lugar adecuado. Noto cuando entra en mi, y lo recibo con un suspiro. Él me responde con otro.
Nos perdemos en el agua, en nuestras caricias, y en nuestro deseo mutuo. Nos perdemos para no encontrarnos jamás. El placer me llena, y la felicidad también. No puedo dejar de sonreír mientras oigo su respiración acelerarse, y siento como mi pulso se dispara con rapidez. Cuando acabamos, suelto un pequeño grito, seguido de su nombre en un tono más bajo. Él hunde la cabeza en mi cuello, y susurra mi nombre, entre dientes, con una sonrisa escondida. Luego, yo suelto una risita, y susurro:
-Sigo pensando que te quiero más, y eso no va a cambiar, por muchas veces que hagamos el amor.
-Eres imposible.- ríe él.
-Nos vamos pareciendo, cariño.
Me salpica ligeramente, y se aparta de encima de mi, para salir de la bañera. Me tomo un momento para observar su cuerpo perfecto, antes de que se cubra con una toalla. Luego salgo yo, y me enrosco una toalla al cuerpo. Me acerco a él, que se mira al espejo, y le beso ligeramente. Le arranco una sonrisa.
-Cada vez que me besas se me acelera el pulso.- me confiesa, sonriente.- O cada vez que me miras, o me tocas.
-Me pasa lo mismo, cariño.
Cuando vamos a besarnos otra vez, nos interrumpe mi móvil, con Lucky Stike de Maroon 5 a todo volumen. Salgo con prisa del baño, y cojo el móvil sin mirar quién me llama.
-¿Sí?
-¡AAAAAAANNNNNGIEEEEEEEEEEEEEEE!- grita Bieber, al otro lado de la línea, destrozándome el tímpano. Separo el teléfono un poco de mi oreja.
-Hola, Biebs. ¿Qué tal acabaste ayer?- sonrío, ignorando los malos recuerdos que aparecen en mi cabeza, por el sueño de antes.
-Pensando en ti.- suelta él, y a mi se me cae la mandíbula hasta el piso de abajo.
-Justin, ¿qué dices?- digo, algo asustada.
-Que acabé pensando en ti, y cuando bailaste I Wanna Go conmigo.- dice, como quién no quiere la cosa. Suspiro, y me muerdo el labio.
-Sigues bajo los efectos del alcohol, por lo que veo.
-Que no, Angie, joder. Es verdad.
-Justin...
-Yo te quiero, Angie.- suelta, así de pronto.
-No creo que sea el mejor momento para hablar de algo así, Justin.-digo yo, muy seria.
-Es el mejor de todos. No te lo esperabas, y es mejor.
-Justin, hablaremos el 12, cuando volvamos a BTour.
-Angie...-dice él, intentando pararme.
-Adiós, Justin.
Harry entra a la habitación en ese mismo momento, sonriendo.
-¿Todo bien, cielo?
-Todo perfecto.- sonrío, y me recuesto en la cama.- Después de el baño, estoy muy relajada.
Él ríe, pillándole el doble sentido a la frase, y se tumba a mi lado. Me da un besito corto, acompañado de una ración doble de sonrisas para los dos.

-Justin-
Separo el teléfono de mi oreja, y cierro los ojos con fuerza. Entierro la cara entre mis manos, desesperado. No sé que hacer para que Angie entienda que estoy enamorado de ella. He llegado hasta un punto en que la necesito tanto que me duele. Me duele no poder simplemente besarla, y que nadie nos mire mal. Me duele que el que esté en mi lugar sea Styles. Y lo peor es que son una pareja perfecta, y se nota kilómetros que se quieren muchísimo. No puedo dejar de pensar que yo podría haber evitado eso, si no me hubiera convertido en un auténtico gilipollas. Si no hubiera sido así con ella, y si no me hubiera liado con Jasmine, todo sería distinto. Ella habría llegado a BTour, y yo me habría declarado. Yo la habría besado, no Styles. Yo le habría quitado la virginidad, no Styles. Yo dormiría abrazado a ella, y borracho de su adictivo olor a frutas exóticas. Yo le habría declarado mi amor por ella al mundo en el Madison Square Garden. Yo la haría feliz ahora mismo. Yo la llamaría pequeña, la haría sentirse especial. Le cantaría canciones al oído, y le repetiría muchas veces que es lo más importante para mi. La despertaría cada día de mi vida con un "buenos días, princesa." Jamás me cansaría de despertarme, y verla a mi lado. Aún me acuerdo cuando éramos dos críos, y dormíamos juntos cuando venía a verme, o yo iba a verla a ella. Me acuerdo lo seguro y feliz que me sentía cuando abría los ojos, y ella estaba en la cama de al lado. Aún me duele ese beso que nos dimos hace casi un año. Aún recuerdo lo rápido que me iba el corazón cuando la besé.
Cierro los ojos, e intento tranquilizarme, repitiéndome a mi mismo, que cada cosa a su tiempo. Que tengo que calmarme e ir despacio, para no fastidiar todo.
No sé cuándo, ni cómo, ni dónde. Pero de una forma u otra, voy a ganarme a Angie. Voy a reconquistarla.

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