6.1.13

And she will be loved, chapter 1.


-Angie-

Me miro al espejo, por sexta vez esta mañana. Resoplo. Llevo más de una hora probándome ropa, y nada me gusta. Vuelvo a mi habitación, en ropa interior, y abro el armario. Cojo un jersey marrón, unos vaqueros pitillos, y unos botines. Vuelvo al baño, y me visto. Resoplo otra vez. Desde luego, si la materia prima no es buena, no hay mucho que hacer. Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Me enfrento al siguiente dilema de la mañana. Mi pelo, ¿qué voy a hacer con mi pelo? Lo observo. Es un pelo castaño, como cualquier otro, ondulado, y largo. Muy largo. Abro el primer cajón debajo del lavabo, y cojo una goma de pelo. Empiezo a recogérmelo en un moño, pero oigo un ¡chas! Oh, perfecto. La goma se ha roto. Cojo otra goma, y cierro el cajón, con la esperanza de no tener que abrirlo de nuevo. Me hago el moño alto, y miro mi reflejo. No, ¡no me gusta! Me suelto el pelo de nuevo, y oigo a mi madre.
-¡ANGELA! ¿Qué demonios haces? ¡Vas a llegar tarde!
Miro el reloj en mi muñeca. Las once.
-¡Mierda!
He quedado a las once y media con Justin. Y no me va a dar tiempo.
Sí, he quedado con Justin Bieber. Os lo contaré.
Mi madre es la propietaria de los mejores estudios de grabación en Nueva York, Atlanta, y Los Ángeles. He crecido, por lo tanto, rodeada de los mejores cantantes. Se podría decir que soy una chica afortunada. Tengo un álbum, en la segunda estantería de mi cuarto. En él tengo fotos con muchos cantantes, hasta tengo una con Michael Jackson.
El caso, es que hace unos años, Usher llamó a mi madre. Se llevan muy bien. Él le contó que había encontrado a un chico canadiense en youtube, y que él le veía mucho futuro. Así que después de unos meses, el chico apareció en los estudios de mi madre acompañado de Usher, Scooter Braun y su madre. El día que grabó su primer sencillo, Common Denominator, yo estaba allí. He cultivado a lo largo de estos años, una muy buena amistad con Justin Bieber. Este año, va a llevarme con él de gira, su nueva gira mundial Believe Tour. Para eso aún quedan varios meses, y yo tengo que seguir asistiendo a clase aquí, en Los Ángeles. Hago el último curso antes de la universidad, y aún no sé que quiero hacer, así que Justin me lleva con él a su gira, para que me tome un tiempo de descanso. La gira empieza en Septiembre, y aún es Febrero. Así que hoy he quedado con él, está aquí en Los Ángeles, acaba de llegar, y quiere pasar el día conmigo. No nos vemos desde hace unos tres meses.
Acabo de arreglarme, y maquillarme, cojo mi iPhone a toda prisa, me pongo una cazadora y salgo de casa. Mi madre me espera en el coche, negando con la cabeza.
-No quiero ni imaginarme cómo has dejado el baño.- bufa. La verdad es que hay ropa tirada por el suelo, el maquillaje esparcido por el lavabo...
-Cuando vuelva esta noche, lo recojo.- pongo mi mejor sonrisa de niña buena, y mi madre ríe.
-Más te vale, jovencita.
Arranca el coche, y yo enciendo la radio. Suena Summer Paradise de Simple Plan y Sean Paul. ¿En serio? ¿Algo de verano en Febrero? No, por favor. Cambio de emisora. Algo de reggaeton. ¿EL MUNDO VA HOY EN MI CONTRA, O ALGO ASÍ? Impaciente, cambio de emisora, y suena Born This Way de Lady Gaga. Voy a cambiarla de nuevo, porque esa canción ya está muy vista, cuando mi madre me frena.
-¡Ya vale, Angela!- ríe fuertemente.- Vas a marearme al final.
Yo resoplo. De pronto, mi iPhone vibra. Lo cojo. Tengo un mensaje de WhatsApp de Justin.
"Pequeña, ¿dónde estás? Más te vale no llegar tarde, me enfadaré mucho contigo *carita riéndose* Te espero dónde siempre. Te quieeeeeeeeeeeeeeeeeero *corazón*"
-Mamá, ¿acaso sabes a dónde tienes que llevarme?- pregunto. No recuerdo haberle dicho nada.
-No, hija, estaba esperando a que me dijeras algo.
-Es que vamos en dirección contraria.- gruño.
Mi madre se ríe de nuevo. Va a volverme loca. Coge una rotonda, y da la vuelta.
-Muy bien, alteza, dígame dónde debo conducirla.- dice, seria. Luego ríe de nuevo. Yo me tapo la cara con las manos.
-Dios mío, mamá. Cada día estás peor.
-Aún así me quieres.- sonríe, mirando a la carretera.
-Lo que tu digas.- digo sarcástica.- Llévame al Parque Google, por favor.
Por fortuna, no queda muy lejos. A las doce menos veinte, mi madre aparca en una de las entradas.
-Pásalo bien, Angela.- me besa la frente.
-Mamá, que me llames Angie.- sonrío.- Luego nos vemos.
Salgo del coche, y empiezo a correr por el parque. Menos mal que vengo aquí desde que tenía cuatro años, y me sé el parque de memoria. Justin me espera justo al lado del lago. Si corro, no tardaré más de cinco minutos, a no ser que coja un atajo. Me acerco a una parte con muchas flores, por donde atajaría, pero está llena de barro. Resoplo. No quiero acabar manchada, así que doy la vuelta y empiezo a correr hacia otra parte. De pronto, me choco con alguien, y caigo al suelo. Aterrizo a escasos centímetros de un charco de barro. Suspiro. Salvada por los pelos.
-¿QUIERES MIRAR POR DÓNDE VAS? ¡POCO MÁS Y ME MATAS!- le grito a mi "agresor", sin mirarle.
-Lo siento, no quería tirarte.
Esa voz me suena. Levanto la vista, y me quedo sin respiración. Es Chris Sandler. El tío más guapo de mi instituto. Me quedo como hipnotizada con sus ojos azules, y él me sonríe. No, por favor Chris, no hagas eso. No hagas eso, que me enamoro. Sería más correcto decir "me enamoro más". Llevo pillada por él desde hace varios años.
-¿Angie?- sonríe. - Oh, lo siento mucho, de verdad que no te he visto. Iba a lo mío.- me levanta del suelo, y me sonríe.
-No pasa nada, Chris.- le dedico una sonrisa, y él me besa la mejilla. Dios mío, me va a dar algo.
-Tengo que irme, te veo el lunes en clase.
-A-adiós.- sonrío como una estúpida, y él se va. Sigo caminando, como flotando. Que felicidad, por una cosa tan pequeña como chocarte con tu amor platónico.
He de aceptar que hubo una temporada en la que Justin me gustaba. Pero se lió con Selena, y no sé. Me las arreglé para olvidarle. Aunque me costó mucho. Ahora ya está todo bien entre nosotros.
Sigo corriendo, entre todo esto ya son las doce menos cuarto. Justin va a matarme. Al fin llego al lago, y me dirijo hacia el único sauce que hay. Llego allí, pero no hay nadie. ¿Y esto?
Sin previo aviso, alguien me tapa los ojos, y susurra en mi oído.
-Hola, preciosa. Llegas tarde.




1 comentario:

  1. wooowww parece que soy la primera en comentar jeje que honor! me encanta(L)siguee

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